Mayores activos: el inventor del palo de la sombrilla patenta otra idea

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A sus 93 años, José María Almira, ilicitano y célebre inventor del palo de la sombrilla, ha registrado una nueva patente, y esta vez, para ayudar a su mujer.

¿Quién dijo que los genios descansan? Las grandes ideas vienen y van y a veces hasta vuelven retocadas, fortalecidas, mejor formuladas y listas para registrarse y recibir el sello de copyright. Que se lo pregunten si no a José María Almira, inventor del palo de la sombrilla, quien a sus 93 años ha vuelto a sacarse otro ingenio de la chistera, contando así con más de 25 patentes.

De la sombrilla a la accesibilidad de las personas con movilidad reducida

Fue a finales de los 80 (en 1988, para ser exactos) cuando el jubilado, natural de Elche y afincado actualmente en Santa Pola, patentó el pincho o palo de la sombrilla de la playa, después de una desagradable experiencia a orillas del mar en el que intervino una niña, un amigo de testigo, y un parasol que salió volando y dio en la cara de la pequeña.

Ello le motivó a acabar con esa peligrosidad y dar con la clave para crear un invento que lo auparía en la histórica lista de patentes e ingenios.

Ya han pasado 34 años de ese suceso, y ahora la genialidad ha vuelto a llamar a filas a sus neuronas, registrando un artefacto poco playero, cierto, pero rebosante eso sí del afán de facilitarle la vida a su esposa Asunción, quien tras dañarse la rótula y varias costillas había perdido autonomía.

¿Cuál ha sido la respuesta del invento del palo de la sombrilla al problema de su mujer?

Diseñar un soporte de aluminio con pinzas que ayuda a su compañera de vida, bueno, y a todas las personas con movilidad reducida en realidad, a cambiarse por sí solos los pantalones, la ropa interior y los pañales, si lo llevan.

Cuando la edad no importa

Para que la gente entienda cómo se le ocurrió el invento, fue el propio ilicitano quien detalló cómo se le ocurrió el nuevo objeto, que no solo promete utilidad, sino apoyo, asistencia, integración y autonomía.

«Después de dos meses ayudando a mi mujer a cambiarse los pañales y la ropa interior con los mismos movimientos, pensé en ayudarme de un aparato… Yo soy así, me acuesto pensando una cosa, me la apunto en una libreta y al día siguiente me pongo a darle vueltas a ver si saco algo en claro».

Nunca una charla con la almohada ha dado tantos frutos de adaptación, independencia e integración. Y es que la familia de Almira no ha tardado en dar a conocer este producto por internet y comercializarlo por la red, bajo un nombre tan descriptivo como fiel a la historia que esconde, ‘el soporte de mi abuelo’.

«Su mente nunca descansa, tiene 93 años, pero está de maravilla y con nuestra ayuda ha registrado también el diseño porque es un sistema realmente útil para las personas mayores», en palabras orgullosas de Claudia, su nieta. «Nosotros vamos todas las tardes a verlos, pero es él quien cuida a su mujer».

Definitivamente sí, José María Almira es un claro ejemplo de que una persona mayor puede continuar siendo rompedora, creativa y original, manteniéndose activa en todos los niveles, independientemente de su avanzada edad.

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