Conocer los principales síntomas de la meningitis es esencial, de cara sobre todo a una detección temprana de la enfermedad. ¿Sabría reconocer las señales?
Una inflamación de las membranas que recubren tanto el cerebro como la médula espinal. Así se define a grandes rasgos la patología de la meningitis, una dolencia que se deja sentir en las meninges, y cuya aparición puede deberse a un origen vírico o bacteriano, presentándose benigna y de consecuencias leves, en el primer caso, o de mayor peligro, en la segunda causa, tal y como informan desde la Asociación Española contra la Meningitis (AEM).
¿Cuáles son los tipos de meningitis?
Según esta «entidad sin ánimo de lucro que lucha por derrotar la meningitis en España y concienciar sobre la importancia de las vacunas para su prevención», existen tres tipos de bacterias que son las principales causantes del origen bacteriano de la meningitis; empezando por la Haemophilus Influenzae B, continuando por el neumococo, y terminando con el meningococo y sus correspondientes serogrupos de A, B, C, W, X e Y.
La sepsis, por su parte, es la variedad de la enfermedad bacteriana; una respuesta que se produce cuando la infección se desplaza por todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo. ¿Y por qué es importante conocer este detalle? Dado que comparte vínculos con la meningitis. Ambas son peligrosas, de hecho, al menos en general y a grandes rasgos, pudiendo progresar con mucha rapidez. No obstante, mientras que la sepsis bacteriana va pareja a una meningitis de origen bacteriano, la meningitis vírica se mantiene dolorosa, aunque en nada peligrosa.
De acuerdo con las cifras publicadas por AEM, en España hay unos 12.000 casos de meningitis al año, de los cuales 10.000 son víricas y 2.000 bacterianas. La detección temprana de los síntomas de esta patología es fundamental para combatirla, ya que puede degenerar a más.
Tal es el caso de la EMI o enfermedad meningocócica invasiva; una patología grave e infecciosa que afecta a niños menores de cinco años, principalmente, y a la que médicos y expertos asocian a limitantes e importantes secuelas físicas a largo plazo, incluidas las derivaciones neurológicas y psicológicas.
De hecho, el 65 por ciento de casos en España responden a una provocación del meningococo del serogrupo B, y según las estimaciones de la Asociación Española de Pediatría (AEP), entre un 5 y un 10 por ciento de los pacientes con dicha afección fallece entre las primeras 24 o 48 horas.
Síntomas y señales de la meningitis
Náuseas, vómitos, convulsiones, confusión, fotofobia, frialdad excesiva en manos y pies, rigidez de cuello y el dolor de piernas son algunos de los síntomas más característicos de la patología, señales que en el caso de los bebés se suma la fiebre, la somnolencia, petequias e irritabilidad, y que en la piel de los niños más mayores descarga asimismo decaimiento, vómitos, dolor de cabeza y falta de apetito.
El dolor y la dificultad al intentar mover la cabeza juega también otro papel importante de identificación en este abanico de señales de la meningitis y sus variedades víricas o bacterianas, igual que la intolerancia a la luz, tono violáceo en pies y manos, disminución del nivel de consciencia y, ante todo, la aparición de unas manchas rojizas y pequeñas en la piel, que no desaparecen y luego aumentan de tamaño y se tornan violáceas.
Es preciso subrayar, recalcar e incidir que si a cualquiera de estos síntomas lo acompaña una fiebre de origen desconocido es importante, vital, incluso, acudir a los servicios médicos.
Y es que a juicio de lo que expone la AEM, uno de los problemas fundamentales en la lucha contra la meningitis consiste en que sus síntomas iniciales se camuflan habitualmente entre los signos de otras patologías infecciosas, creando confusión médica, inacción de la que la enfermedad se vale para afianzarse en el organismo y repercutir más negativamente en la persona afectada.
Por ello, poder realizar un diagnóstico temprano de la enfermedad exige la identificación de los síntomas, ante todo, como ocurre en buena parte de las patologías, ciertamente; más, si se tiene en cuenta que en torno a un tercio de los niños que sobrevive a la EMI acaba padeciendo ceguera o sordera o retraso psicomotor, epilepsia o amputaciones u otras graves secuelas.
¿La meningitis se puede prevenir?
Afortunadamente, sí. Tanto es así que hoy en día existen cinco vacunas disponibles capaces de hacer frente a la meningitis o, como mínimo, a prácticamente todos aquellos casos de meningitis originados por bacterias que se infiltran durante la edad pediátrica. Tres de ellas, de hecho, están más que incluidas en los calendarios vacunales oficiales de todas las comunidades autónomas de España.
Una de ellas (la vacuna frente a los meningococos ACWY) lleva poco tiempo añadida en el calendario de todas las comunidades, prescrita a ser administrada a los 12 años. La quinta, en cambio, es la más reciente y se yergue además como la más efectiva y potente; actúa contra el meningococo B, y es capaz de prevenir todas las meningitis durante la infancia y adolescencia. ¿El problema?
Que actualmente no cuenta con una financiación completa y territorial por parte del Sistema Nacional de Salud (SNS), siendo respaldada por la sanidad pública de las regiones de Andalucía, Canarias, Castilla y León y Cataluña, únicamente. Una situación que, desafortunadamente, genera una brecha de desigualdad en materia sanitaria en todo el país.