Utilizado a veces como base para confeccionar otro tipo de pasteles, el Pa de Pessic es otra tradición culinaria que se termina en un pestañeo de receta.
Masa de harina y azúcar, huevos y una pizca de levadura, todo ello metido en un molde y puesto a hornear. En eso consisten el 99,9 por ciento de los bizcochos, ciertamente, o al menos así es a grandes rasgos. Pero el Pa de Pessic va mucho más allá de todo eso, y enseguida lo podrá comprobar.
Un dulce viaje desde la boca a las nubes
Hermano gemelo del ‘Pan de Em Pou’, de Mallorca, y una versión retocada del bizcocho genovés, solo que sin tanta harina de trigo de por medio, este bizcocho respira tradición culinaria y exhala facilidad y regusto a más; es esponjoso y ligero, tierno y sabroso, todo un adulador dulce del paladar, con predisposición a subir más que la levadura.
Su receta no es complicada, y el resultado final entra por los ojos, si se prepara bien, hasta asentarse con gusto en el paladar de quien lo cata, aun cuando se siga con medio cerebro la receta.
Oriundo de Arbucies, según se dice, tanto los huevos y la harina de trigo común como el azúcar y la sal se entremezclan en su receta para crear un comestible y popular emblema de Cataluña, junto con un poco de ralladura de limón, puñados de maicena o fécula de maíz, el toque final del aroma y la levadura de repostería, llamada también polvo de hornear. Hablamos de un postre que, por tanto, apuesta por incluir cero grasas entre sus ingredientes principales (a excepción del huevo, cómo no), por lo que resulta doblemente beneficioso para el paladar y para la salud digestiva.
Así, el Pa de pessic se presenta como un postre delicioso que puede acompañarse de leche, chocolate o café, e incluso reservarlo como el ingrediente estrella de otros productos de repostería, significando en cualquier caso el regusto dulce y perfecto que ayuda a enfrentar el día con muchas energías y una sonrisa. Probarlo es darle sabor a las nubes, por la suavidad que despide; pero también es reseguir con la lengua una textura tan ligera que poco le falta para convertirse en aire, inmortalizándose con facilidad en la memoria.
¿Cómo se prepara el Pa de Pessic?
Lo primero es precalentar el horno unos 160 grados, sin ventilador aunque con calor arriba y abajo. Después hay que elegir el molde en el que se va a derramar la mezcla de ingredientes; y una vez escogido, hay que recubrir su base con papel de horno, y engrasar paredes,base y esquinas con una pizca de mantequilla.
Lo siguiente es montar las claras del huevo, valiéndose de una manilla manual o de una batidora de varillas, acompañándole de la mitad del azúcar reservado, y rociándola muy levemente de sal, batiendo todo hasta que alcancen el punto de nieve.
Por otra parte, hay que mezclar las yemas con el azúcar restante, añadiéndole la ralladura de limón y batiéndolo todo, de igual forma. ¿Hasta cuándo? Hasta que adopten un color blanquecino y presenten una textura esponjosa.
De esta forma, el último paso que cumplir antes de meterlo en el horno es mezclar la maicena con la harina y la levadura química, incorporándolo después al bol, poco a poco y con cuidado, recurriendo si es necesario a movimientos envolventes y a la ayuda de un tamiz o colador, dejando en último lugar las claras y asegurándose de distribuirlo bien por todo el recipiente.
Pa de Pessic se debe hornear durante 30 o 35 minutos y a 160 grados, colocándole en la parte más baja del horno y desmoldeándolo después en caliente.