Poliomielitis: Sanidad confecciona un plan ante su posible presencia en aguas residuales

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La poliomielitis es una enfermedad casi en extinción; al menos en España, claro, país que en los últimos treinta años apenas ha detectado cuatro casos en total.

Pese a que el último caso de poliomielitis en España se registró en 1988, no fue hasta el 2002 cuando el país, junto con el resto de la Región Europea, se ganó la certificación de Región libre de la enfermedad del poliovirus salvaje autóctono; sello brindado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien no ha dejado de trabajar para que esta extinción siga en pie, a base de poner en acción varios planes.

Porque actuar a tiempo contra la poliomielitis supone salvar un número mayor de vidas

Pese a la proclamación de territorio libre de polio, en las tres últimas décadas ha habido casos esporádicos de poliomielitis detectados en el territorio nacional; uno en 1999, otro en 2001, un tercero en 2005 y ya el último en 2021; aún más, en 2019 incluso se identificó poliovirus en una persona sin clínica. Y si bien es cierto que todos estos casos estuvieron relacionados con cepas vacunales del virus, tanto así que en ningún caso corrieron peligro de transmitírselo a la población, la guardia contra esta enfermedad sigue en alza.

De hecho, en estos momentos Salud Pública se halla inmersa en la preparación de un protocolo de actuación contra la poliomielitis; un proyecto confirmado recientemente por el Ministerio de Sanidad, a raíz de la presentación de un borrador del plan durante la reunión ordinaria de la Comisión de Salud Pública de este jueves.

Se trata de un protocolo preventivo, compuesto de diferentes niveles de alerta sanitaria, confeccionado en aras de reaccionar a tiempo si se detectara el virus de la polio en aguas residuales, tal y como ya ocurriera el año pasado en otras regiones vecinas e internacionales como Londres, Nueva York y Jerusalén.

Y es que existe un «riesgo real» de importación de poliovirus, que pende ominoso tanto en España como en el resto del mundo. No obstante, desde el departamento sanitario que aún lidera Carolina Darias matizan, sin embargo, que, si esto sucediese, la posibilidad de transmisión del polio sería muy baja, ciertamente, debido a la actual alta cobertura vacunal de esta enfermedad en el país.

Al parecer, la alta inmunidad en la población española, que actualmente acumula coberturas que superan el 95 por ciento, «hacen que el riesgo de transmisión en nuestro país tras una reintroducción del virus se considere muy bajo»; un panorama al que también favorecen las buenas condiciones higiénico-sanitarias, dicho sea de paso, así como la calidad de los sistemas de vigilancia, algo del que también se ha hecho eco este protocolo de Sanidad.

Encuadrado dentro de la Estrategia Nacional HEBAR, una Herramienta Epidemiológica basada en las Aguas Residuales, se trata por ahora de un estudio piloto, esbozado para conocer la situación de la poliomielitis en España.

Para ello, durante el último trimestre del año pasado Sanidad se dio a la tarea de analizar trece estaciones depuradoras, repartidas en doce localidades provinciales; véase Huelva y Jerez de la Frontera, Tenerife Sur y Las Palmas de Gran Canaria, Lleida y Barcelona, Zaragoza y Melilla, Madrid y Logroño, Vitoria y Bilbao.

¿Cuál es el objetivo real del estudio?

Determinar la presencia o no del virus que causa la poliomielitis y, en caso de detectarse, conocer la evolución que traza en un periodo mínimo de cuatro semanas. Un riesgo que es mejor evitar controlando su evolución.

Según el borrador de este nuevo protocolo contra la poliomielitis, existe un nivel de prealerta y otros tres de alerta, cada uno de los cuales está muy vinculado con una serie de acciones de salud pública. Cabe añadir, en este punto, que buena parte de los casos de PVDV no solo provienen de alguna de las tres cepas incluidas en la vacuna oral atenuada frente a la poliomielitis, tal y como reza el informe del protocolo; sino que además están asociados al tipo 2.

Y son los brotes epidémicos de este tipo, precisamente, los que están suscitando preocupación a nivel mundial, razón por la que la OMS lo ha señalado como meta de erradicación en sus objetivos estratégicos, bajo el firme propósito de sacar este componente de la vacuna y, con ello, anular los riesgos de poliomielitis paralítica, por un lado, así como de las infecciones crónicas por PVDV en personas inmunodeprimidas, por otra parte, amén de los brotes de PVDVc, cómo no.

Sin embargo, y tal y como subraya Sanidad en el documento de su protocolo, «existe riesgo real de importación en todos los países», al menos mientras no se erradique la poliomielitis en el mundo y se sigan utilizando vacunas.

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