Poliomielitis: una muerte deseada que sin embargo se resiste

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La poliomielitis es sufrimiento y discapacidad; mortalidad e incluso consecuencias a largo plazo. Hoy, #DíaMundialDeLaPolio, visibilicemos esta enfermedad.

A veces llamada polio, en otras ocasiones poliomielitis. En cualquier caso, se trata de una enfermedad muy contagiosa, provocada por el poliovirus o virus de la poliomielitis que hoy, jueves 21 de octubre, reivindica su Día Mundial de reconocimiento, visibilidad y erradicación.

#DíaMundialDeLaPolio: una fecha para concienciar

El polio o poliomielitis es una dolencia viral, capaz de llegar hasta la médula espinal y afectarla en forma de debilidad muscular e incluso parálisis. ¿Cómo se pilla? Con unas manos sucias y contaminadas que pueden haber tocado las heces de una persona ya infectada, bien sea por agua o comida contaminada; manos que luego suben a la boca, portando inconscientemente el virus en el gesto, desde donde entra limpiamente en el organismo.

Otra forma en la que se propaga la poliomielitis es por transmisión oral, si bien no suele ser frecuente; un tipo de transmisión que se produce a través de la saliva de una persona infectada. Así, bebés y niños pequeños representan el grupo de edad que más probabilidades tiene de contagiarse de poliomielitis, aunque el riesgo es igualmente persistente cuando existen unas deficientes condiciones de higiene, pudiendo alcanzar también a las personas mayores, y siendo, en tales casos, una infección más funesta.

Tal y como afirman desde esta enciclopedia virtual, el tiempo de contagio de una persona infectada por poliomielitis es de siete a diez días antes y después de la aparición de que la enfermedad se deje notar, pudiendo transmitir el virus a otra persona durante ese periodo.

Asimismo, mientras el virus permanezca en su garganta y en sus heces, esa persona afectada se convierte en una fuente potencial de contagio de poliomielitis, pues son zonas donde el virus persiste durante más de un mes, incluso después de una semana en que comienza la dolencia.

¿Cuáles son sus síntomas?

La magnitud del peligro de la poliomielitis se capta al entender que la enfermedad no manifiesta ningún síntoma de su presencia, con el 95 por ciento de sus afectados sin advertir señal alguna de su contagio y, de llegar a producirse, lo hace a través de síntomas tan similares a los de la gripe que en su mayoría pasan desapercibidos.

A pesar de ese camuflaje, la poliomielitis no descansa y desde el momento que se asienta en el organismo es capaz de contagiar, causando también que otras personas la contraigan. Los pocos casos de polio que sí han llegado a manifestar signos han afrontado síntomas menores, como náuseas, fiebre, vómito, dolor muscular y de cabeza. Pocos de ellos desarrollan una rigidez en cuello y espalda, apenas entre el 1 y 2 por ciento, amén de un dolor muscular severo.

Asimismo, 1 de cada 200 personas contagiadas e infectadas de polio, es decir, menos del 1 por ciento, suele acabar con partes del sistema nervioso destruidos por el virus, ocasionando una parálisis permanente en piernas o brazos.

Y si bien no es nada frecuente, sí es cierto que el virus que causa la poliomielitis puede atacar a las partes del cerebro vinculadas a la respiración, planteando dificultades para tragar, lo que a su vez suele desembocar en un final fatal, llevando a la persona a la muerte.

Síndrome post-polio

De los síntomas a las consecuencias. El SPP es un efecto secundario de la Poliomielitis, afectando por ende a los sobrevivientes de polio. Una condición que suele hacerse patente a lo largo de los 10 o 40 años posteriores a haber superado la infección inicial de la patología, y cuya característica principal es dejar aún más debilitados los músculos afectados durante la convalecencia de la infecciosa enfermedad.

La fatiga, las deformidades en los huesos y el dolor en las articulaciones representan los síntomas más comunes de este síndrome post-polio, junto a la progresiva debilidad y deterioro de los músculos. Y si bien el SPP no implica un riesgo de muerte, generalmente, hoy en día se desconoce incluso la causa de su aparición, un desconocimiento que en términos de tratamientos efectivos significa que carece de recetas médicas.

Poliomielitis: una amenaza que aún persiste

Varios han sido los esfuerzos y proyectos emprendidos para erradicar la poliomielitis; numerosos procedimientos dirigidos a luchar contra la infección, la parálisis y las deformidades, desde la seroterapia y el uso de inmunoglobulinas, hasta la rehabilitación y las inmovilizaciones, pasando por los artilugios de movilidad como muletas, sillas de ruedas y coches adaptados.

Una historia de la medicina y la ciencia y la superación que pierden terreno ante el desarrollo del fármaco que nivel químico lo combate desde dentro del organismo.

Hablamos de la vacuna del polio, desde luego, que ha sido y sigue siendo la contrarréplica más eficaz y fulminante contra la poliomielitis. O más bien lo han sido y lo son las vacunas, ya que existen dos tipos: la oral, la polio Trivalent, que se ingiere; y la vacuna inactivada de IPV, que se inyecta. Ambas continúan en el mercado, si bien tienen su público según el programa de vacunación de poliomielitis de cada país.

La amenaza continúa, sin embargo, pues en la actualidad no existe cura para la poliomielitis, siendo una enfermedad cuyo tratamiento consiste principalmente en brindar apoyo médico y una asistencia sanitaria orientada a combatir únicamente los síntomas.

Aparte de todo eso, hoy en día no cuesta encontrar niños aquejados de una parálisis permanente, desafortunadamente, un impedimento de movilidad autónomo causado por este virus, debido a las bajas coberturas de vacunación e irregular o nula campaña nacional de inoculación y protección en países de Asia y la zona oriental del Mediterráneo, por ejemplo, afectados por una altísima tasa de riesgo de importación y exposición a la infección.

De modo que para erradicar completamente esta enfermedad es necesario pasar por ahí, hacer ver las ventajas de la vacunación, fomentar su inoculación y, especialmente, concienciar a la población de sus peligros y riesgos y métodos para minimizar su contagio, empezando naturalmente por la higiene.

De hecho, la poliomielitis va camino de convertirse en la segunda enfermedad infecciosa en ser erradicada, según previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) todo gracias a un programa internacional de conciencia universal, un galardón de desaparición superado únicamente por la viruela.

Así, en 2013 solo era endémica en Pakistán, Afganistán y Nigeria, y en 2016 el país africano desapareció incluso de esta lista, pues consiguió eliminarla.

Pero aún persisten focos aislados de poliomielitis, como ya hemos señalado, razón por la que la batalla contra el polio continúa incluso en el 2021, y motivo por el que en su Día Mundial es bueno hacer recapitulación de la lucha por venir y hacer acopio de recursos, energía social y campañas políticas e internacionales.

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