La donación de médula no duele nada. Es altruista, es importante, y compartiendo su conocimiento uno ayuda a hacer llegar la invitación a más personas.
La donación de la médula ósea es una práctica terapéutica que no interfiere en ningún sentido con la columna vertebral, como tampoco con el sistema nervioso del cuerpo humano, pues tales competencias le atañen a la médula espinal, situada dentro de la columna vertebral, lugar desde el cual transmite los impulsos nerviosos a todo el cuerpo.
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Hablar de esta clase de donación es aludir a una pequeña intervención, a través de la cual se obtiene de una persona células madre de sangre periférica, a la que también se le administra unas sustancias denominadas factores de crecimiento hematopoyético, recibidas en cuatro o cinco inyecciones subcutáneas, un día por cada inyección.
Donar la médula ósea no es complicado. Y aunque implica una intervención de quirófano y una dosis de epidural o anestesia general, no precisa de mucho tiempo. Requiere de una compatibilidad entre el donante y el receptor, por supuesto.
El médico lo realiza en un centro especializado (no en una clínica u hospital normal y corriente) tomando una jeringuilla y extrayendo una pequeña cantidad de sangre medular, es decir, de la parte posterior del hueso de la cadera.
Dos son las maneras por las cuales se puede extraer médula ósea o células madre hematopoyéticas del donante. Está la aféresis, un tipo de donación en la que se extrae de forma selectiva las células madre que circulan en la sangre tras la administración del medicamento que las ha sacado de los huesos; y está la punción de las crestas ilíacas, que hace que las células de la médula ósea pasen a la sangre.
La primera mecánica es selectiva, porque sólo se escoge las células madre circulantes y luego se devuelve el resto de la sangre al interior de las venas del donante, introduciéndola por una vía conectada en el otro brazo.
Se trata de un proceso en el que las células madre son separadas a través de una máquina que centrifuga la sangre y a la que el donante permanece conectado, gracias a un equipo completamente que no se puede reciclar; este método tiene, por tanto, un solo uso.
El segundo método de donación se resume en la toma de un fármaco que causa que las células madre resbalen hasta la sangre; únicamente cuando tales células se encuentran en el riego sanguíneo se procede con la donación en sí de la médula ósea, sin necesidad de anestesia y siguiendo el sencillo proceso de donación de sangre.
Participar en esta donación de la médula ósea es contribuir asimismo a que avance la investigación sobre ciertas hemopatías como la leucemia o los linfomas.
¿Se tarda mucho en poder volver a hacer vida normal tras la donación?
No, ciertamente. Si la donación se realiza mediante sangre periférica el donante puede reincorporarse a su vida normal casi de inmediato, según los médicos. Si, por el contrario, la donación de médula ósea se ha efectuado por intervención anestésica, los médicos recomiendan unos dos o tres días de reposo relativo, desarrollando eso sí todo tipo de actividades, moderadas al principio, si son físicas, excluyendo las de alto rendimiento. Este periodo se toma por precaución, básicamente, ya que ayuda a la médula ósea a regenerarse bien, eliminando el mínimo grado de anemia que pueda derivar de la donación.
¿Quiénes pueden ser donantes de médula ósea?
Cualquier persona puede sumarse a la donación de médula ósea en calidad de voluntario, siempre y cuando se encuentre entre los 18 y los 40 años, puesto que una es la edad mínima y otra la máxima permitida actualmente por la ley. Y siempre y cuando no padezca ninguna enfermedad que pueda transmitir con la donación, por un lado, o una enfermedad que al donar le haga más vulnerable y, con el acto, ponga en peligro su propia vida.
Desde REDMO, centro especializado en la donación de la médula ósea, especifican asimismo que el donante no debe poseer antecedentes personales de enfermedades cardíacas, como tampoco hepáticas, neoplásicas, autoinmunes ni infectocontagiosas.
Según el Centro Regional de Transfusión Sanguínea de Málaga, con esta franja de edad se busca rejuvenecer y optimizar la composición del registro de donantes, por un lado, mientras se demuestra nuevamente que con los donantes más jóvenes se obtienen mejores resultados clínicos, mejoría perceptible en los pacientes a los que se les trasplantan dichas células de la médula ósea.
Las probabilidades de compatibilidad y donación efectiva son muy bajas, sin embargo, 1 entre 4.000, aproximadamente, según la Fundación Josep. Y es que inscribirse a un registro de donantes de médula ósea no garantiza que uno llegará sí o sí a donar, ya que lo primero que hace el centro al apuntarse uno como donante es extraer una muestra de sangre.
Dicha muestra servirá para comprobar la compatibilidad del sistema mayor de histocompatibilidad humano (el HLA) con la de los pacientes, también registrados, que en ese momento se hallan en búsqueda de donante.
¿Qué beneficios derivan de una donación de médula ósea?
Tanto en España como en otros muchos países del mundo, la donación de médula ósea y la donación de sangre que de ella deriva es anónima, altruista y gratuita, lo que significa que ni el paciente conoce al donante y ni el donante conoce al paciente (a no ser que entre ambos haya una relación de consanguinidad).
Al mismo tiempo, la donación es altruista y gratuita porque no tiene precio alguno… no económico, por lo menos. Porque el gozo de saber que uno está participando y colaborando para salvar la vida de otra persona, o intentándolo, como mínimo, es una satisfacción personal y una compensación moral que no tiene precio, ciertamente.