Indira Vega, es docente e investigadora de la Universidad Externado de Colombia, en el área de Demografía y Estudios de Población así como del Programa de Trabajo Social-Laboral y Mundo del Trabajo.
Con interés en la gerontología, derechos de las personas mayores, su inclusión social, económica y política pone de manifiesto su énfasis en el envejecimiento femenino.
Prensa Social: Desde instituciones internacionales se insiste en la promoción del envejecimiento activo y saludable del colectivo, al que has dedicado tantos años de formación e investigación, la población adulta mayor. ¿Consideras que en la jubilación las personas no son capaces de encontrar sus intereses alejados del rol profesional?
Indira Vega: Las personas mayores, no dejan de ser personas al llegar a cierta edad, o al cumplir requisitos para jubilación o pensión, por lo tanto, pueden asumir nuevos roles, que pueden o no, estar ligados a sus trayectorias profesionales u ocupacionales. Eso si, «roles diferentes a ser abuelo, cuidador o cuidado» en palabras de María Claudia Santos de la Fundación Arturo y Enrica Sesana (FAES).
Los estudios han comprobado que, si las personas se mantienen activas el mayor tiempo posible, esto puede contribuir en un envejecimiento más saludable. Mantenerse ocupadas significa actividad física, pero también social, red de amigos y mantener el cerebro activo, por medio de alguna actividad que les permita mantenerse vigentes.
Es importante que las personas mayores, mantengan un proyecto de vida, un sueño, un interés de transmitir un saber o dejar un legado, desde sus conocimientos previos o adquiriendo conocimientos nuevos; porque los seres humanos podemos aprender y reorientar nuestra vida a cualquier edad.
En el caso del emprendimiento en personas adultos mayores, es evidente su contribución y lo mucho que aportan al ecosistema emprendedor, en la toma de decisiones, en mantener la calma ante situaciones de crisis, en la capacidad de generar oportunidades para ellos y sus comunidades.
Este momento de vida, también es ideal para retomar aquellos sueños que por diversas razones no se pudieron concretar: viajar, aprender a montar en moto, estudiar, por eso, es importante la educación a lo largo de la vida, como lo plantea UNESCO.
Debo resaltar que, en el caso de Colombia, la jubilación o pensión solo es posible para tres de cada diez personas (según datos de Fedesarrollo, 2018). Solo tienen acceso aquellos que han realizado aportes en cotizaciones y semanas al sistema, lo cual excluye a la mayoría de las personas. En Colombia, la jubilación no es un derecho universal al alcanzar cierta edad. Por lo tanto, muchas personas adultas mayores no pueden dejar de trabajar y, si lo hacen, en la mayoría de los casos, se ven obligadas a depender de sus familias o recibir pequeños subsidios del Estado, limitando su autonomía e independencia. Esto significa que, en lugar de tener la opción de asumir nuevos roles o transformar sus actividades, como emprender o convertirse en mentores, las personas adultas mayores se ven forzadas a seguir trabajando hasta edades avanzadas debido a la falta de recursos básicos que les permitan llevar una vida digna.
P.S.: Como experta en gerontología, la ciencia dedicada del envejecimiento y la vejez, ¿qué recomendaciones le daría a estas personas mayores?
I.V.: Suena a cliché, pero la edad es un número, y mi edad no me debe limitar; vivir más años que otras personas, no significa ser menos, ni valer menos y nunca es tarde para cumplir sueños.
Si desde hace mucho tiempo he querido aprender a pintar, a bailar, si quería estudiar historia, filosofía o psicología, no existe edad ideal para aprender, cualquier edad está bien, porque la vida no es lineal, no existe un orden establecido para hacer cosas. Me puedo enamorar a los 70, puedo emprender a los 60 y puedo empezar una carrera a los 50 si quiero.
Mis derechos permanecen a cualquier edad, y puedo tener el control de mi vida y tomar decisiones a cualquier edad.
Pero debo esforzarme, debo cuidar mi cuerpo: alimentarme sanamente, hacer deporte, asistir a los controles médicos y tomar las medicaciones requeridas; cuidar mi mente: continuar aprendiendo, ponerme restos, alejarme de la televisión; mi salud mental: sanar las heridas con las que he cargado por años; cultivar mis relaciones sociales, mi red de amigos, mantenerme en las mejores condiciones el mayor tiempo posible.
Debo tener proyectos, y el planeta necesita muchas manos: voluntariados, por ejemplo en Colombia, es usual que personas adultas mayores voluntariamente otorguen su tiempo a visitar enfermos en la clínicas, cuidar bebes en unidades de cuidados intensivos, apoyar iniciativas ambientalistas o sociales de diferentes fundaciones, ser mentores de proyectos productivos o de personas más jóvenes; si se tiene experiencia con negocios o emprendimiento, lo más probable es que esas inactivas se mantengan hasta bien avanzada la edad, algunas otras están en coros, grupos de teatro, poesía, historia. Tener planes, más allá de cuidar a los nietos.
En Colombia, se necesitan personas que se involucren con los movimientos de base en pro de los derechos de las personas mayores, que hagan parte de las veedurías de política pública.
Cosas por hacer, manos para hacerlas, es lo que necesita el planeta hoy.
P.S.: ¿Cuál fue el motivo para investigar sobre emprendimiento en personas mayores de 60 años?
I.V.: Fueron muchos los motivos que me llevaron a esta investigación, creo en la posibilidad de soñar, soñar un mundo diferente para las personas adultas mayores.
Trabajando en demografía se hace evidente la transición demográfica que las naciones están atravesando hacia sociedades envejecidas, para el caso de Colombia, este proceso es heterogéneo, es decir, continúa siendo un país de joven, pero algunas de sus regiones ya entraron en un proceso acelerado de envejecimiento y para eso debemos estar preparados. Otra motivación muy personal, fue vivir experiencias cercanas de exclusión o vulneración de derechos de personas adultas mayores, eso reiteró la necesidad de pensar en otros caminos.
En mi familia, por ejemplo, ni mi abuela en sus 90, ni mi mamá en sus 70, no tienen pensión o jubilación, lo que de alguna manera hace que pierdan su independencia y autonomía, porque dependen de sus familiares para todas las decisiones económicas. Dependen de la buena voluntad de sus hijos.
A las personas mayores no se les reconoce su derecho simplemente por haber vivido más años que la mayoría. Además, han sido el sostén de sus familias de diversas formas, ya sea a través de emprendimientos informales en la economía, como costureras, o desempeñando roles principales como cuidadoras de sus familias. Un ejemplo personal es mi abuela, quien cuidó de mi prima más pequeña hasta los 90 años. A pesar de todo esto, el sistema económico capitalista no logra reconocer el arduo trabajo y esfuerzo de estas mujeres. Para Verónica Montes de Occa, coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez de la UNAM, el sistema considera el trabajo de cuidado realizado por estas mujeres como un voluntariado, lo cual es profundamente injusto.
Por el contrario, la mayoría de los emprendedores mayores en el campo de la investigación realizada, son pensionados y han tenido oportunidades a lo largo de su vida, desde la infancia, lo cual les permite emprender con éxito a una edad determinada. Estas oportunidades están influenciadas por características socioeconómicas, siendo la educación una de las más destacadas. Aquellos con menor nivel educativo tienden a tener tasas de empleo más bajas en la vejez y se retiran del mercado laboral antes que aquellos con mayor nivel educativo. Esta tendencia se observa tanto en países desarrollados como en Colombia. (Misión Colombia Envejece 2023)
y, por último, es también un motivo egoísta, porque la situación de muchas personas adultas mayores hoy en Colombia no es para nada lejana a la situación que será mi propia vejez futura.
P.S.: ¿Cuáles fueron los momentos claves de la investigación?
I.V.: Inicialmente quería explorar la educación a lo largo de la vida en Colombia, pero no fue fácil acceder a la información de casos reales, posteriormente, la Fundación Arturo y Enrica SESANA, me permitió acceder al programa «Fondo Mayor» que estaban implementado junto a la Fundación Saldarriaga Concha y la Fundación Nelly Ramı́rez Moreno. El proyecto tiene como objetivo es desarrollar acciones para mejorar la inclusión social y productiva de las personas mayores, brindando una fuente de financiación y mentorı́a a emprendedores mayores (Saldarriaga, 2020) desde una perspectiva de derechos. Simultáneamente, dicho programa tiene como propósito que entidades promotoras de emprendimiento (Cámaras de Comercio, el Ministerio de Comercio, Innpulsa y el SENA) adquieran conciencia del papel que juegan las personas mayores en el desarrollo económico.
La investigación se basó principalmente en enfoques teórico-conceptuales, lo que implicó llevar a cabo una exhaustiva revisión documental sobre la construcción social de la realidad, los estereotipos y las escalas tipificadoras de Berger y Luckmann, así como las representaciones sociales de Moscovici. Todo esto con el fin de comprender la conceptualización de la vejez y los estereotipos que sustentan el modelo de desarrollo sostenible. En este sentido, autores como Limón y Ortega, así como Bernardini, resultaron fundamentales para entender los diferentes modelos para abordar la vejez, desde el enfoque un enfoque deficitario, biomédico, hasta un enfoque positivo, de nueva longevidad.
Además, se realizó una amplia documentación sobre el marco internacional y los instrumentos clave que convergen en la Convención Interamericana sobre la protección de los derechos de las personas de edad.
El trabajo de campo se realizó en pandemia, a pesar de esto, pude reunirme personalmente con cuatro personas adultos mayores de manera presencial, y otros dos de manera remota para realizar una entrevista semiestructurada. También se entrevistaron tomadores de decisión en las tres fundaciones y al coordinador del programa.
La intención nunca fue evaluar el programa, la intención era describir como programas de este tipo contribuían al ejercicio pleno de derechos de las personas mayores.
P.S.: ¿Cuáles fueron los principales hallazgos de la investigación?
I.V.: Desde el paradigma estructural, se buscó hacer una foto que permitiera analizar de manera crítica los abordajes conceptuales sobre la vejez, que sustenta el ODS 10, en relación con la experiencia del programa ‘Fondo Mayor’, como una alternativa innovadora dentro del marco de los derechos de las personas mayores.
El hallazgo fundamental, es que el ODS 10 y en general todos los ODS tienen un abordaje deficitario de la vejez, como sujetos vulnerables, a los que se debe nutrir, construir parques para que caminen y trasporte público, no hablan para nada de sus capacidades y contribuciones al desarrollo.
El programa Fondo Mayor, tiene un modelo de vejez positivo, de nueva longevidad, que reconoce la esperanza de vida como una oportunidad y considera a las personas mayores heterogéneas y capaces de asumir nuevos roles, más allá de ser cuidadores o cuidados. El modelo del programa se basa en cuatro elementos adicionales: Años por vivir, curso de vida, capacidades en la vejez y, nuevos roles, entendiendo que no se trata de vejez, sino de vejeces. Y este proyecto es un escenario perfecto para el pleno ejercicio de derechos.
Como conclusión, se evidencio que las vejeces modernas, si aportan al desarrollo sostenible; las personas mayores aportan, en lo económico, social y enriquecen el ecosistema emprendedor; Además se puede concluir que el enfoque de edad en la responsabilidad social empresarial tiene potencial para genera valor compartido (entendido desde Porter y Kramer) y puede ser base de desde proyectos inclusivos, emprendimiento social y negocios inclusivos.
Está investigación confirma que las personas adultas mayores en Colombia, no se identifican a si mismas como viejas, el ser viejo, se asocia a la enfermedad, a la limitación o a la falta de sueños y proyectos como expresa uno de los emprendedores: «se puede ser viejo a los 20 años, y vigente a los 80 años».
Para resaltar, las mujeres, se sienten discriminadas por ser mujeres, perciben menos oportunidades, más retos y menos reconocimiento social a su labor, una de ellas expreso, que: «para negociar con los campesinos hombres de la región, debo enviar al joven que trabaja en la finca, por ser mujer, los campesinos no me hablan».
Que los marcos normativos han de seguir transformándose para alcanzar una comprensión desde las capacidades. El décimo ‘Objetivo de Desarrollo Sostenible’ está en deuda con las personas de edad. Se recomienda también fomentar la educación a lo largo de la vida en universidades y otras entidades educativas.
De ahí́ surgen nuevos intereses de investigación, de la interseccionalidad entre edad y género, y la situación de las mujeres mayores en Colombia.
Por lo pronto, para diciembre seré ponente con los resultados de está investigación en el Congreso Internacional de Educación y Personas Mayores de la Universidad Católica de Chile, y para enero o febrero, espero contar con la publicación de los hallazgos como capítulo de un libro sobre derechos humanos y empresas, con la Universidad Externado de Colombia.
P.S.: ¿Qué opinión le parece el concepto de la ‘Economía Plateada’? ¿Podría desarrollar en qué consiste, sobre todo para aquellos que no lo conozcan?
I.V.: La Silver Economy, también conocida como Economía Plateada, se refiere a la parte de la economía global que está vinculada al cambio demográfico y tiene un enfoque centrado en las necesidades y demandas de las personas adultas mayores (Okumura et al., 2020).
Personalmente creo que el mercado está ahí, y es posible, miles de personas adultas mayores que requieren nuevos productos y servicios, pero no podemos volver a los seres humanos solamente en instrumentos para obtener ganancias, aquí me parece importante pensar en que, si bien se pueden generar recursos económicos, estos deben ir de la mano con un impacto social positivo en la calidad de vida de estas personas, sin importar sus condiciones socioeconómicas.
Vuelvo al caso de Colombia, personas adultas mayores que envejecen en condiciones de pobreza, que no tienen recursos económicos para acceder a esos productos y servicios, entonces, como hacemos que sea posible para todos y todas, y habló de todas porque, en un país en el que se pensionan 3 de cada 10 personas, resultan que de esos 3. El 0.25% son mujeres, es en ellas en donde recaen las mayores desigualdades. Está bien, hacer dinero con la economía plateada, pero esos servicio y productos nuevos deben tener un enfoque sostenible, y de responsabilidad social en el que no se deje de lado, esa otras millones de personas adultas mayores, que posiblemente no pueden acceder.
Pero obviamente es una gran oportunidad.
P.S.: Como trabajadora social, ¿qué recursos o políticas se deberían implementar en tu país para mejorar la calidad de vida de las personas mas mayores?
I.V.: En Colombia contamos con un marco regulatorio rico, con una política de vejez y envejecimiento bien formulada, que incorpora los enfoques diferenciales, de género, de derechos humanos, y preciso en estos meses, se desvincula del ministerio de salud, y pasa al ministerio de la igualdad, lo que simboliza, pasar de un enfoque en salud (Biomédico), a un enfoque en derechos. Ahora lo que se requiere es la implementación, el seguimiento y evaluación, para lo que se necesitan recursos económicos (Gasto Público), personas capacitadas y voluntad política,
Colombia, ha estado inmersa en un entorno complejo, caracterizado por baja gobernabilidad, débil institucionalidad y secuelas de actores armados al margen de la ley, lo que es un reto en materia de implementación, pero tenemos lecciones aprendidas de un conflicto armado de 50 años, y es de ahí en dónde posiblemente encontremos herramientas para que esto sea una realidad en la vida de las personas adultas mayores del país.
Contamos con la Convención Interamericana Sobre la Protección de las Personas Myores, que nos da lineamientos y abordajes, sin embargo, de manera muy personal considero que en Colombia es necesaria una pensión universal, que garantice los mínimos vitales.
También, es necesario promover la participación e inclusión de las personas mayores de 50 años en el mercado laboral, para que puedan alcanzar los montones para acceder a la pensión. Facilitar procesos de fortalecimiento para emprendimientos, sin límite de edad
Crear espacios de formación a lo largo de la vida y nuevas tecnologías para mayores de 50 años, que ayuden a las personas mayores a mantenerse productivas
Se requieren espacios de formación para el cuidado y, para los temas relacionados con la vejez y el envejecimiento desde un enfoque interdisciplinario, con una perspectiva amplia desde la psicología, la antropología, la demografía, el trabajo social, la sociología, la gerontología, la geriatría, la economía y el derecho humano, entre otras.
Es necesario robustecer los movimientos de base, para que logren incidir en la política pública.
Por último, prestar atención a las diferencias de género, en Colombia somos mas mujeres que hombres, estamos mejor preparadas que los hombres y, sin embargo, nuestra participación laboral es muchísimo menor, lo que a la larga se traduce en mujeres que llegaran a la vejez sin acceder a una pensión, en condiciones de dependencia de sus familias o el Estado.
P.S.: Sabemos de su preocupación por la vulneración de derechos que sufren las mujeres de manera global y estructural, y sobre todo de aquellas con mayor edad, participando con un grupo de intelectuales y académicas que trabajan en el campo de la gerontología feminista. ¿Nos podría dar más detalle sobre este grupo y sus objetivos? ¿Quiénes lo forman?
I.V.: Para mí, los datos son claros, las mujeres en Colombia envejecemos en condiciones de pobreza y de dependencia, es una preocupación que como dije veo en mi abuela y mi madre, las menos vinculadas al mercado laboral, sin acceso a una pensión.
Considero que la ciencia, no está escrita, el enfoque teórico está en permanente cambio, por lo tanto, abrir la posibilidad de estudiar la interseccionalidad, desde el cruce de edad y género, me parece relevante. La edad también puede llegar a ser un eje estructurar de desigualdad, me parece una posición valiosa para el debate. Ya, Laís Abramo directora de la División de Desarrollo Social de la Cepal, abría esta puerta.
El pasado mes de mayo, asistí al IX Congreso Latinoamericano y del Caribe de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría allí me encontré con varias colegas interesadas, y en una charla muy informal discutimos estos temas, creamos un pequeño grupo que llamamos “Gerontofeministas colombianas”; Algo así como un mes después me entero que otras maestras feministas estaban formando una red, en cabeza de Mónica Ramos de España y Agnieszka Bozanic (Chile), me vincule con ellas, y pues todo está por construir y crear para que las palabras de Ana Freixas reales: “El feminismos, debe convertirse también, en el salvavidas de las viejas”
P.S.: ¿Qué hábitos prácticos aplicas en tu día para envejecer de una manera que no sea patológica?
I.V.: Tengo una foto mental del tipo de mujer vieja que quiero ser, lo que implica mantener mi mente activa, con proyectos retadores pero emocionantes, mi propio proyecto de vida que no sea estático, sino dinámico y flexible. La imagen mental que tengo es positiva, muchos estudios dicen que envejeces como te proyectas, para esto procuro también tener una vida interna rica, una conexión trascendente o espiritual si se quiere, he comenzado a construir una red de amigas, constantemente quiero aprender, lo que mantiene mi cerebro activo y, procuro mantenerme en movimiento físico, y esto para mi es lo más difícil, pero entiendo la importancia de estar en movimiento.
Indira Alexandra Vega González actualmente es docente e investigadora de la Universidad Externado de Colombia, en el área de Demografía y Estudios de Población, en la que realiza investigaciones en torno a la vejez y el envejecimiento, con un enfoque de género y de derechos, desde una perspectiva poblacional.
También, es docente del Programa de Trabajo Social – en la que dicta la asignatura de técnicas de investigación para la intervención desde el ámbito laboral u organizacional, con enfoque en responsabilidad social
Con interés en la gerontología, derechos de las personas mayores, su inclusión social, económica y política. Énfasis en el envejecimiento femenino.
Trabajadora Social, M.G. en Responsabilidad Social y Sostenibilidad