Presentes de San Valentín hay muchos, pero ideas de regalos a una persona con discapacidad visual, escasean. ¡Sáquele partido a esta lista de recomendaciones!
Un regalo, un te quiero. ¿Cómo conseguir que un detalle de San Valentín no sea un detalle de San Valentín cualquiera? Interesante pregunta. Y es que el 14 de febrero no es fecha exclusiva de los enamorados, sino un momento para darle un presente también a un familiar, amigo u otro ser querido. El rompecabezas aparece cuando ese destinatario no ve, por ejemplo, y entonces surge la pregunta del millón: ¿qué regalarle a una persona con discapacidad visual? ¡Descúbranlo en las líneas de abajo!
¿Está buscando el regalo perfecto por San Valentín, pero le frena la ceguera del obsequiado por temor a meter la pata?
¡Lógico! Elegir el regalo perfecto para una persona con discapacidad visual presenta un desafío extra con el que normalmente uno no suele lidiar, en honor a la verdad; y no porque sea imposible entablar una relación con una persona ciega o con baja visión, sino, sencillamente, porque pertenecen a un colectivo que, por numeroso que sea, es minoritario y, por tanto, no suele ser frecuente que se cuenten entre las amistades, familiares e incluso conocidos.
Las dudas castigan cuando ese ser querido en cuestión que uno tiene en mente le interesa realmente a uno, por lo que el deseo de que el regalo escogido sea bien recibido es doblemente mayor.
Siguiendo esta lista de ideas de regalos a hacer a una persona que no ve demostrarán afecto, primero, y comprensión a su situación, también. Son regalos bastante variados, pero todos creativos y útiles, vestidos de reflexivos y detallistas, asequibles y atractivos, adaptados y accesibles, y en nada impersonales.
¿Cuál es la clave para acertar en el regalo perfecto a una persona con discapacidad visual? Que el regalo no llame a la vista, sino al resto de sentidos. ¡Fácil!
El tacto, el olfato, el sonido, el ingenio, la originalidad… todo ello han de convertirse en su aliado, el bastón de ciego que le conducirá al corazón y al recuerdo cariñoso del invidente al que uno quiere regalar. Veamos cómo y con qué.
1. Accesorios en braille.
No existe hoy en día ningún accesorio al que no se le pueda agregar un mensaje directo, volviéndolo original y personalizado, a prueba de esa persona que uno tiene en mente. Collares, esclavas, anillos, llaveros… no importa; en todos ellos se puede grabar un mensaje, y si encima el texto se plasma en el alfabeto por excelencia de quienes no ven, el braille, ese accesorio en cuestión se convierte en un regalo único, reflexivo, imaginativo, inspirador y a veces hasta divertido (dependiendo de lo que uno haya mandado escribir).
2. Accesorios del hogar adaptables
Quien crea que tener discapacidad visual resulta un impedimento para realizar limpiamente las tareas de la casa… se equivocó de medio a medio. Tanto los invidentes totales como las personas con visión reducida pueden moverse como peces en el mar en esos quehaceres domésticos, aunque a nadie le amarga un dulce, ¿verdad? Y echar mano de esos accesorios parlantes nunca está de más, especialmente al emplearse como una tecnología de apoyo. Y de esto abunda mucho en el mercado.
Es el caso de los hornos parlantes, por ejemplo, que vienen a desafiar la inaccesibilidad de esos utensilios digitales que conquistan a la vista y callan ante la necesidad del tacto. O de las etiquetadoras en braille, un artículo tan hogareño como práctico, que facilita a una persona con discapacidad identificar todos esos bultos fríos y amorfos que pueblan el congelador, que pongan marca táctil al aroma de los productos de limpieza.
Las básculas parlantes también son un ejemplo de tecnología asistiva, ya que le permitirá a esa persona con discapacidad visual estar al tanto de cuántos kilos lleva encima, ayudándole así a controlar su salud física.
Útiles son también los termómetros parlantes, sin ir más lejos, con el que sabrá si esos escalofríos que le trepan por la espalda son frutos de una fiebre por Covid-19. Existen incluso medidores de tensión accesibles que, gracias a su sistema de voz, permite mantener un ojo vigilante en la tensión arterial.
3. Juegos de mesa adaptados
¿Él o ella disfruta jugando en grupo? Los juegos de mesa son un recurso muy simple pero también muy útil para pasarlo bien en equipo, con amigos y también en familia. Un juego adaptado a la discapacidad visual dice mucho a su favor; es agarrar la integración y usarla como invitación de pasatiempo en grupo, es decirle sin palabras a esa persona con discapacidad: ¡bienvenido al equipo!
Y es que no tendrá que recurrir a otra persona con visión y buena vista para participar activamente en el juego; antes bien, podrá seguir la partida sin problemas, desplazar personalmente sus propias fichas, escoger sus propias cartas, planear en la mente su siguiente estrategia… y todo sin necesidad de susurrarlo al aliado de turno para llevarlo a cabo. Porque los juegos de mesa adaptados son, en suma, entretenimiento e independencia, autonomía y diversión.
Desde el dominó y el tres en raya y el parchís, hasta el ajedrez y el Scrabble y el Monopoly, pasando por las barajas de cartas como el UNO o el póker… lo cierto es que hay muchos juegos de mesa adaptados a elegir, ya sea porque presentan una lectura táctil, o porque puntean sus tableros de braille, o porque le dan a sus fichas una marca distintiva con la que reconocer al tacto su forma o color.
¿Y qué hay del precio? No suelen ser muy elevados, a decir verdad; de 4 a 30 euros, según el juego y según la tienda.
4. Audiolibros
¿Se trata de una persona consumida en la lectura? Los audiolibros son una acogida de lectura para cualquiera, pero además un conquistador perfecto para el perfecto lector que lleva dentro. Son un acierto seguro para esos invidentes que tienen a las novelas y a sus tramas como lo que son, una fuente inagotable de conocimiento y educación y cultura, adicción y entretenimiento.
Al hablar de audiolibros nos referimos a esas historias narradas por voces humanas, por supuesto, y varias son las plataformas que actualmente los incluyen en el catálogo de su oferta, desde Storytel hasta Audible, incluso YouTube, Spotify e iVoox. ¿Lo único? ¡Asegurarse primero de los gustos literarios de ese destinatario con discapacidad visual!
5. Rastreador de sonido.
Si perder las llaves frustra a cualquiera, y dedicar minutos enteros a buscarlo en vano pone de mal humor, imagine lo mucho que puede llegar a desesperar cuando uno no ve, y debe ponerse a palpar por doquier porque no recuerda dónde vio el abridor de la casa por última vez.
Con un rastreador de sonido, sin embargo, la pérdida de esas llaves ya no es tan frustrante. ¿Y por qué? Ya que localiza el artículo perdido a golpe de sonido. Imagínese un objeto especializado, configurado para localizar ese otro objeto que anda perdido… así es un rastreador de sonido. Se trata de un artículo capaz de rastrear hasta encontrar billeteras, llaves, mandos de la tele… lo que uno necesite.
Primero, eso sí, es preciso hacer una lista de objetos, tomarle la imagen para que el rastreador lo reconozca, y luego darle al botón de localizar para que encuentre el objeto en cuestión. Tanta es la utilidad de este objeto, que no son pocas las empresas especializadas en su comercialización, ya que en el fondo son útiles para cualquiera, y capaces de sacar del apuro también a esas personas con mala memoria, sean mayores o no.
6. GPS de movilidad para invidentes
No pasa un año, ni siquiera un mes, sin que la tecnología dé un paso por delante de su meta anterior y se innove a sí misma. Un desarrollo que, por suerte, contempla también la integración, adaptación y accesibilidad de las personas con discapacidad visual.
Los GPS para invidentes son útiles porque, como pueden imaginar, insta a la autonomía de una persona con discapacidad visual. Sí, es cierto que abundan las aplicaciones con geolocalización, pero igual de cierto es que sus indicaciones de movilidad no suelen estar adaptadas. Todas prometen… y la mayoría ni cumplen.
Y aunque hay aplicaciones para teléfonos móviles que se anuncian como GPS hechos a medida de las necesidades auditivas de las personas con problemas de visión (Lazarillo o Maptic), lo cierto es que no son tan concretas y detallistas, frente al GPS en sí, suelto.
Se trata de un objeto en forma de dispositivo de mano que se activa por voz. ¿Su ventaja? Que no solo avisa la distancia de la ruta que vamos a emprender,
sino también los metros exactos en contabilización de pasos, recurriendo para ello a giros y cambios de calle y etc. Estos GPS para personas con discapacidad visual emiten en un timbre modulado zumbidos, pitidos, vibraciones… emitiéndolos justamente en el momento en que haya que hacer un giro o cruce o cambio de dirección.
Se diferencia del resto de GPS visuales y aplicaciones con geolocalizador, porque no usan flechas direccionales, sino más bien referencias táctiles que van saliendo al paso, paredes, bordillos, marcas del suelo, etc. De modo que recurre a la orientación sensorial y permite salir de casa con un destino en mente y sin miedo a perderse en el camino.
¿Y qué hay de los regalos clásicos?
Las flores, los perfumes, los peluches, los bombones… sí, también se pueden regalar a una persona con discapacidad visual, siempre y cuando él o ella disfrute con ese tipo de presentes, por supuesto. Tampoco están de más las cenas románticas, las invitaciones a spa o balneario con masaje, una actividad de deporte diferente, una escapada de viaje o algún plan al aire libre. Elijan lo que elijan, un regalo siempre puede ir más allá; puede ser la entrega de una herramienta que es útil y también mejora su calidad de vida.
Y aunque la excusa sea San Valentín, lo cierto es que todos estos presentes pueden entregarse en cualquier otra fecha del año, Navidad, cumpleaños, Día del Padre o de la Madre, o sencillamente porque es un martes cualquiera y sale de dentro. Después de todo, no hace falta ceñirse a los días especiales y comerciales para demostrarle a esa persona en cuestión que le tienen siempre presente.