Capaz de frustrar y de generar angustia y baja autoestima la anorgasmia femenina aqueja a muchas mujeres interfiriendo en la relación con su pareja.
¿Sabía que la anorgasmia femenina es la problemática más frecuente que se suele consultar y tratar en las consultas de sexología?
Junto al vaginismo y la dispareunia, eso sí, la imposibilidad para realizar el coito y el asalto del dolor durante esta acción de apareamiento, respectivamente. Pero este no es el único estadístico en el que se alista a este problema. Superado únicamente por el deseo sexual hipoactivo, manifestado en una recurrente falta de interés por tener relaciones sexuales, la anorgasmia femenina es asimismo el segundo motivo de consulta más frecuente entre las mujeres, al menos en el campo de la sexualidad. Con todo, lo más importante y primero es saber antes que nada cómo y por qué ocurre esta problemática.
Ahora bien ¿qué es la anorgasmia femenina, exactamente?
Pese a que en esta ocasión vamos a centrarnos en los casos femeninos, lo cierto es que la anorgasmia puede y suele aquejar también a los hombres; después de todo, la anorgasmia no es más que la ausencia de orgasmo, simple y llanamente, algo que pueden experimentar tanto ellos como ellas, si bien es cierto que es más común y frecuente entre las mujeres.
En cualquier caso, la anorgasmia femenina se define como una dificultad o incapacidad persistente para experimentar el orgasmo, pese a tener estimulación y excitación sexual; una dolencia a la que, por cierto, también se la suele llamar trastorno orgásmico femenino.
«Hablamos de anorgasmia cuando, durante el devenir de la respuesta sexual fisiológica producida naturalmente como respuesta a una actividad sexual efectiva, estimulante y excitante, se presenta una dificultad persistente en el tiempo que impide experimentar un orgasmo», en palabras de Rosa Abenoza Guardiola, doctora sexóloga, médico general y psicoterapeuta del equipo del Instituto Médico Rosselló.
Se trata de una situación que causa malestar y frustración y angustia personal, tanto así que a menudo llega a interferir en la relación de la pareja, generando entre ambos una lluvia de enfados y reproches, estrés e irascibilidad, ansiedad y sentimientos depresivos, rechazo y baja autoestima, el evitar el encuentro sexual y unas expectativa distorsionada e incluso desagradable de la actividad sexual. Todo un trastorno sexual que muchas mujeres llegan a vivir en carne propia en algún momento de su vida.
Frente a la anorgasmia masculina, que afecta a menos del 1 por ciento de los hombres en España, la incidencia de la anorgasmia femenina entre las españolas ronda el 40 por ciento, aproximadamente y según estimaciones de algunas revistas y ciertos ensayos centrados en la cuestión. Es el caso del 9º barómetro ‘Los jóvenes y el sexo’, por ejemplo, estudio realizado anualmente por ‘Control’, empresa de productos sexuales, cuyos datos recogen e indican que más del 60 por ciento de las mujeres en España reconoce sufrir de dificultades para alcanzar el orgasmo.
Según aclaró Abenoza, «clínicamente entendemos como anorgasmia o trastorno orgásmico femenino a la ausencia, dificultad o gran retraso para experimentar el orgasmo y/o sensaciones orgásmicas de intensidad frustrantemente reducidas».
Cabe añadir, asimismo, que existen diferentes tipos de anorgasmia femenina. Por un lado está la primaria, manifestada entre aquellas mujeres que nunca han podido alcanzar un orgasmo; y por otra parte está la anorgasmia secundaria o adquirida, englobando a aquellas mujeres que si bien tenían costumbre de alcanzar el clímax en el pasado, en alguna otra época de su vida, han dejado de tener orgasmos vivirlos en su presente de actividad sexual.
Con todo, también se suele hablar de una tercera y cuarta categoría de este trastorno sexual, y es la anorgasmia absoluta, presente cuando no se experimenta el clímax en ningún caso; y la anorgasmia relativa o circunstancial, donde sí se alcanza el clímax, aunque solo en ciertas situaciones o únicamente con ciertos compañeros sexuales.
¿Cuáles son las causas principales de la anorgasmia femenina?
Pese a que los motivos por los que suele aparecer este trastorno son numerosos y variados, el pastel detonante se reparte generalmente entre las causas psicológicas y las físicas. Con todo, la fisiología del orgasmo es «compleja y fácilmente alterable», tal y como hizo ver la doctora Abenoza, razón por la que subrayó la condición multifactorial de este trastorno. A su entender, la anorgasmia femenina puede verse incentivada por causas orgánicas, psicógenas, culturales desinformativas y mixtas, si bien es cierto que siempre va a primar los grados de intensidad y tipos de ansiedad que suelen acompañar a la expectativa del encuentro.
«Las causas que pueden producir anorgasmia femenina son muchas y variadas, entre otras cosas por la complejidad que en sí misma tiene la respuesta sexual humana y el orgasmo en particular», aclaró la facultativa. En su reseña sobre este tema, afirmó que «podemos decir que las causas del trastorno orgásmico femenino son multifactoriales y lo habitual es que se imbriquen unas con otras, alterando o dificultando de esta forma la respuesta orgásmica».
Así, mientras el estrés va en detrimento del deseo sexual y, por consiguiente, también en contra del orgasmo, tanto la ansiedad como los cuadros depresivos y demás trastornos de salud mental pueden imposibilitar el clímax, directamente. Y lo mismo puede decirse respecto a los factores o causas culturales y educacionales, especialmente la desinformación sobre la respuesta sexual humana, la mala e insuficiente técnica amatoria, actitudes negativas frente a la sexualidad por patrones educacionales restrictivos… etc.
La ansiedad anticipatoria o la expectativa de llegar a tener un orgasmo e intentar controlarlo y, paradójicamente, bloquearlo al final por los nervios, también puede ser un motivo causal de la anorgasmia femenina, por cierto, junto a la vergüenza, las creencias religiosas o de cualquier otro tipo, las sensaciones de culpa, el miedo a dejarse llevar y la intromisión de otros rasgos de la personalidad.
Por supuesto, la historia personal de cada mujer también constituye otra posible fuente de problemas y limitaciones contra el orgasmo, siendo los maltratos y los abusos y una visión negativa del propio cuerpo y demás experiencias traumáticas las causas de la anorgasmia femenina en este enfoque.
En opinión de Cristina Guerra Marmolejo, enfermera y sexóloga de la Universidad de Málaga, Andalucía, los propios problemas entre la pareja constituyen un obstáculo para el placer y, por consiguiente, para alcanzar el clímax; una categoría que abarca desde los conflictos sin resolver y la falta de conexión entre la pareja, por ejemplo, hasta la ausencia de diálogo o de una comunicación insuficiente y el no poder expresarle al otro u otra con claridad los deseos y las necesidades sexuales; pasando por cualquier tipo de violencia y de la ausencia de confianza a causa de infidelidades u otros inconvenientes previos, cómo no.
Por su parte, entre las causas físicas de la anorgasmia femenina destaca la vaginitis recurrente grave y una posible afección en los genitales o en otra parte del cuerpo vinculada a la respuesta sexual, incluyendo los músculos del suelo pélvico; los trastornos ginecológicos, la histerectomía o las cirugías aplicadas como tratamiento contra el cáncer, las alteraciones del clítoris, las deficiencias de lubricación genital… etc.
Tampoco hay que olvidar el influjo de las enfermedades crónicas graves ni el de las lesiones medulares y de las neuropatías diabéticas, como tampoco los efectos de la esclerosis múltiple, los trastornos endocrinológicos y metabólicos, alteraciones de la glándula suprarrenal o en la hipófisis, e incluso por un aumento anómalo de potasio, amén de los efectos secundarios de algunos tratamientos farmacológicos, cómo no… y eso por mencionar unas pocas causas.
¿La anorgasmia femenina se puede tratar?
Sí, afortunadamente. De hecho, muchos de sus casos hasta tienen curación, siendo el objetivo prioritario de los tratamientos la mejora global de la respuesta sexual de la mujer, lo que implica un aprendizaje sobre cómo desarrollar la habilidad de abandonarse y dejarse llevar por las sensaciones sexuales, sin miedo ni bloqueos ni expectativas nerviosas.
«Además del tratamiento de la enfermedad base, si la hay, disponemos de algunos fármacos que pueden ayudar a mejorar la respuesta sexual; pero en rigor el tratamiento de la anorgasmia pasa por terapia sexual», tal y como esclareció Abenoza Guardiola.
«Normalmente las disfunciones sexuales se tratan en pareja, siempre que es posible, porque el objeto de la terapia precisamente es la resolución sintomática de la disfunción propiamente dicha, así como los encuentros sexuales en sí».
Para esta experta, incluso los cambios en el estilo de vida constituyen una herramienta muy recurrente e importante contra la anorgasmia femenina, así como el aprender a manejar el estrés y evitar que se vuelva crónico, acabar con el sedentarismo y llevar una nutrición saludable.
«El ejercicio diario planificado es fundamental para deshacerse de ese estrés y generar endorfinas y dopamina, uno de los neurotransmisores fundamentales que participan en la respuesta sexual y que mejora nuestra disposición al placer, el bienestar y la resiliencia frente a la adversidad», y así lo remarcó esta especialista.
En cualquier caso, el consenso especializado reitera la importancia de acudir a la consulta de un sexólogo si aún persiste la anorgasmia femenina, para dar con las causas del problema, básicamente, y más cuando los detonantes pueden ser varios al mismo tiempo. Lo que está claro, es que sin saber primero qué lo causa es casi imposible tomar medidas que pongan solución al trastorno. Una problemática que tiene solución la mayor parte de las veces, da igual si su origen responde a cuestiones físicas o psicológicas, emocionales o a la propia historia de la pareja.