Uno de cada ocho varones será diagnosticado de cáncer de próstata en algún momento de su vida. ¿Sabe cuándo debe empezar a vigilarse?
Los varones permanecen alertas cuando empiezan a tener determinados síntomas que les lleva a sospechar que algo no funciona como antes. Cerca del 75 % de los cánceres se diagnostican cuando el hombre alcanza los 65 años de edad, si bien, en la cincuentena, los casos debutan silenciosamente y su grado de malignidad puede llegar a ser muy importante cuando se detectan.
Las células cancerosas malignas se forman alrededor de los tejidos de la próstata. Ésta es una glándula que forma parte del aparato urinario masculino, y está justo debajo de la vejiga y por delante del recto. La próstata rodea la uretra, cuya función principal es la de producir semen y se puede ver el engrosamiento de ésta según se van cumpliendo años.

Dado que el crecimiento es lento y silente, los síntomas que nos pueden advertir de que algo no va bien son importantes a la hora de describirle al médico de primaria los nuevos hábitos de vida. Pueden ser: dolor persistente en la cadera, espalda o pelvis (que nos obliga a estar tumbados); molestias o ardor al orinar; dificultad para orinar (sobre todo por las noches); dolor o molestias al eyacular (eyaculaciones más escasas); aparición de sangre en la orina o en el semen; micción frecuente (durante el día), entre otros.
Si una vez observados estos síntomas, el médico estima que solamente obedecen al mero engrosamiento de la glándula, el paciente tendrá que acudir a revisión cada seis meses aproximadamente, para valorar si va a más o si dicho crecimiento obedece a la edad. Esto supone que el varón tendrá que mantener una vigilancia activa porque el cáncer puede aparecer en cualquier momento.
La población de riesgo (debido a la esperanza alta de vida) son los varones de 50 años en adelante con antecedentes familiares que hayan tenido esta neoplasia. La detección temprana será lo que determine el éxito del tratamiento, si bien en la década de los 60 o 70 aparecerá algún episodio relativo a lo anteriormente descrito.
Realizar una ecografía vesicoprostática como una prueba de PSA (antígeno prostático específico), una glucoproteína que se secreta a partir de la próstata, determinará si existe o no alguna inflamación, crecimiento o cáncer en los estadíos más avanzados. Éstas serán las pruebas que nos practiquen para determinar el grado de malignidad si lo hubiere.
La prevención es siempre lo que nos evitará males mayores; y comprobar si los marcadores de cáncer están bien, una de las únicas formas de salir adelante cuando los síntomas prostáticos dan la cara y sobre todo, una vez que haya debutado o se haya expandido en forma de metástasis.