¿Sabía que quienes duermen menos de seis horas al día pierden calidad en su salud cardiovascular, exponiéndose a sufrir alguna enfermedad en dicho órgano vital?
Dormir es tan vital como comer o beber o respirar. Y el descansar completa y realmente es esencial para afrontar el día con energía, y recargarle las pilas a la salud cardiovascular de cada uno. Se trata de una inactividad centrada en el descanso y en reparadoras horas de sueño, que a ojos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) debe ocupar en torno a 9 y 7 horas al día, según estimaciones, para niños y para mayores, respectivamente.
¿Es cierto que dormir poco engorda?
Muchos son los factores que influyen a la hora de dormir y descansar durante el sueño, llegando a marcar la diferencia entre el insomnio o el mal descanso en la vigilia. Hablamos de factores fundamentales como la edad, el embarazo, anteriores faltas de sueño, la calidad y cantidad de sueño conseguido frente al necesitado… etc.
De ahí que el descansar menos de las horas recomendadas acarree consecuencias negativas tanto para los niños como para los adultos. En el primer grupo, la falta de sueño reparador se cobra en un empeoramiento de la memoria, la conducta y la atención, mientras que en el segundo grupo esto mismo implica unas secuelas más físicas.
Dormir poco da hambre, aumenta la ingesta de calorías y engorda, según una reciente investigación española sobre la salud cardiovascular. El estudio en cuestión contó con la participación de más de 500.000 españoles, y estuvo liderado por Alejandro Lucía y Pedro L. Valenzuela, investigadores pertenecientes a la Universidad Europea.
Según el resumen del trabajo observacional de estos científicos, el dormir poco y mal se traduce en una salud cardiovascular de capa caída, algo que quedó de manifiesto tras averiguar que el 33 por ciento de los participantes tenían un sueño excesivamente corto, habiendo unas seis horas diarias, como media, lo que los convertía en un grupo con mayor probabilidad de presentar más factores de riesgo de ECV, es decir, enfermedades cardiovasculares.
Una irregularidad ambulante que más tarde se dejarán sentir directamente en el sistema cardiovascular, en forma de graves repercusiones, ya sea a través de la obesidad, la diabetes o la hipertensión.
«Los trastornos del sueño pueden tener un impacto negativo en el estado de salud», explicó Lucía al respecto de su propio trabajo, «particularmente en lo que respecta a las enfermedades cardiovasculares».
El investigador sostuvo, de hecho, que «la calidad del sueño es lo más importante», por lo que la salud cardiovascular está en juego, «sobre todo si te despiertas muchas veces durante la noche, que se asocia a diferentes patologías cardiovasculares como colesterol, sobrepeso o accidente cerebrovascular».
Así, mientras se ha hecho evidente la existencia del vínculo entre la duración del sueño con patologías de la talla de diabetes, hipertensión u obesidad, por ejemplo, la calidad del mismo sueño se ha ido relacionando más bien con un perfil lipídico, encargado de medir las concentraciones de distintos tipos de grasas que persiste en la sangre.
Pero ¿es perjudicial dormir mucho?
Para el investigador Alejandro Lucía, la respuesta es sí. A su entender, dormir por encima de las nueve horas de media es tan malo como acumular unos índices de sueño por debajo de las 6 horas, lo que significa más posibilidades de sufrir consecuencias directas y malas sobre la salud cardiovascular de una persona.
«La razón es que refleja que el estado de salud es malo; es decir, que puede haber depresión, escasa actividad física…»; factores que, en suma, propician la aparición de problemas con el corazón y los vasos sanguíneos.
«Dado que la inactividad física puede aumentar la probabilidad de todos los principales factores de riesgo de ECV, es posible plantear la hipótesis de que el exceso de horas de sueño también podría ser perjudicial para la salud cardiovascular a largo plazo», expuso el investigador español.
«La restricción del sueño se ha asociado con niveles desregulados de hormonas relacionadas con el apetito, como la leptina y la grelina. Y un metaanálisis de ensayos controlados aleatorios encontró que la restricción del sueño (hasta un total de 3.30 a 5.30 h por día) aumenta el hambre subjetiva, la ingesta de calorías y, en consecuencia, el aumento de peso».
Para ambos investigadores, Alejandro Lucía y Pedro L. Valenzuela, la obesidad o el sobrepeso también puede afectar a la calidad del descanso, al actuar como catalizador aumentativo del riesgo de la apnea obstructiva del sueño (el trastorno respiratorio más común relacionado con el sueño), amén de acicate para otras condiciones que más suelen interrumpir el dormir.
«De manera similar, una extensión de la duración del sueño entre los durmientes de corta duración podría atenuar las ganancias de peso corporal y masa grasa durante un seguimiento de 6 años, y la evidencia epidemiológica sugiere que sustituir 30 minutos de tiempo sedentario por el tiempo equivalente de sueño puede promover pérdida de peso», tal y como detallan los autores del trabajo.
En cuanto a la diabetes e hipertensión, los investigadores indican que «la falta de sueño podría promover un estado proinflamatorio, disminuir la sensibilidad a la insulina, inducir respuestas relacionadas con el estrés y deteriorar la función endotelial vascular, todo lo cual podría contribuir a la probabilidad de factores de riesgo de ECV».
A ello se suma que el dormir mal puede resultar asimismo una desalineación de los ritmos circadianos, significando así un factor de riesgo para la hipertensión; circunstancia que, a su vez, podría reducir la energía de forma regular, amén de a la realización de actividades físicas.
¿Cuáles son las pautas para dormir más y mejor, y favorecer así a la salud cardiovascular?
Teniendo en cuenta que la calidad de sueño de los españoles es «mejorable», según la opinión experta de Alejandro Lucía, en España es preciso aprender a dormir mejor y a encontrar claves para descansar más.
Y es que la población española está bastante expuesta numerosos destructores del sueño, desde los múltiples empleos y el trabajo por turnos, hasta la televisión y la luz artificial, pasando incluso por el hecho de tener acceso a internet las 24 horas del día.
«Nuestro cuerpo está diseñado para descansar en las horas de oscuridad, y así ha sido siempre en nuestra evolución. Pero aquí hemos invertido estos ciclos y estamos demasiado expuestos a luces artificiales como la de los ordenadores, que alteran el ritmo circadiano», indica el investigador.
De ahí que dirija unos cuantos consejos para ayudar a retornar a la senda del buen dormir, el buen soñar, el buen descanso, y la buena salud cardiovascular.
Para el investigador, tener un horario fijo tanto para acostarse como para levantarse es una buena apuesta por esta sana recuperación de los hábitos somnolientos de descanso, igual que Evitar fumar, beber alcohol, y tomar estimulantes como cafeína o teína. Recomendable es también exponerse paulatinamente a luz intensa al despertarse, más aún si es natural.
Tampoco hay que obviar el impacto fortalecedor de la salud cardiovascular al realizar ejercicio físico de forma regular y durante una hora diaria, como mínimo; o ni tampoco olvidar las ventajas de tomar siestas que no deben superar los 30 minutos; e incluso la saludable desconexión de disminuir el uso de dispositivos móviles en las dos horas previas al ir a acostarse por la noche.