Los restos de jabón están ahí, ¿pero qué hacer con ellos? ¡Tirarlos nunca! Recíclelos con estos trucos de lo más interesantes que además impiden desperdiciarlos.
Acumular restos de jabón en el baño es muy común, bien porque permanecen olvidados a un lado del lavabo; o bien porque se van deshaciendo hasta perderse en algún rincón de la jabonera, tejas delgadas y finas que ya no producen tanta espuma y jabonadura, empequeñeciéndose cada vez más por la humedad. ¿Pero sabía que hay otra solución para continuar sacándole ventaja a este artículo higiénico? ¡Unas cuantas opciones que para nada incluyen el tirarlos a la basura!
Pero antes ¿cuáles son las ventajas de utilizar al máximo los restos de jabón?
Esa es la pregunta que primero debe hacerse uno. ¿Por qué es una buena idea no tirarlos sin más y reemplazarlos por una pastilla nueva? El baño, de hecho, es un verdadero imán de los gérmenes, del moho y de las bacterias intestinales. Una de las estancias de la casa que más acopio hacen de estos ponzoñosos microbios, ciertamente, ya que se adhieren fácilmente a las superficies, sobre todo al tirar de la cadena antes de bajar la tapa del váter.
Y todo debido a que los agentes infecciosos que se encuentran en la taza saltan por todas partes al hacer un disparo de cisterna, básicamente; momento en el que se quedan suspendidos en el aire y buscan asentarse en cualquier otra superficie, ropa y pared y suelo y lavabo incluidos. Un gesto inocente que, junto con la humedad, siembran un cultivo perfecto para la propagación de los microorganismos, tal y como destripan desde el ‘National Institutes of Health’, en una publicación que describe cuáles son los peligros microbiológicos de los inodoros domésticos, desde la producción de gotas hasta la explicación del destino final de los organismos residuales.
De acuerdo con este otro artículo de la revista científica ‘Human-Environment Insteractions’, basado en una investigación sobre las propiedades tensioactivas de combinaciones de agentes dispersantes de jabón y jabón de cal, tanto el Campylobacter y el Streptococcus, como la Escherichia coli y demás bacterias intestinales pueden adherirse a cualquier superficie del baño, desde el espejo y las toallas hasta el cepillo de dientes y la manija de la puerta, pasando por las jaboneras, cómo no.
Y sin embargo este tipo de gérmenes tiende a no sobrevivir al enfrentarse a los efectos del jabón, y todo debido a las propiedades tensioactivas de este último, lo que convierte a este producto de higiene en el enemigo número uno de la capa protectora lídida de las bacterias, ya que las disuelve hasta desprenderlas de la piel.
En su divulgación sobre los diversos efectos del jabón en el crecimiento de los principales hongos, al menos en aquellos que contaminan el baño, los expertos del Food and Agriculture Organization of the United Nations aseguran, incluso, que ni los hongos pueden criar raíces en los restos de jabón, aun cuando estos lleven tiempo abiertos y ya hayan perdido su calidad original; por lo que sí, darles otro uso a esos trozos restantes es una idea tan excelente y ahorrativa como saludable e higiénica, máxime cuando también pueden reemplazar a otros productos de manera casera y, con ello, favorecer la economía del hogar.
Entonces, ¿cuáles son las maneras más rentables y prácticas de seguir usando los restos de jabón que pululan por el baño?
Existen tres, inicialmente, y la primera de ellas consiste en confeccionar un gel de ducha, nada más y nada menos, aunando en una sola fórmula casera un litro de agua destilada, 120 gramos de jabón, cuatro cucharadas de pectina en gel y entre 10 y 15 gotitas de aceite esencial, con aroma a lo que uno prefiera.
Su preparación, ágil y sencilla, pasa por juntar todos los restos de jabón que uno tenga y trocearlos en pequeñas migas, primero, para a continuación colocar el resultado bien cortado en una olla, verter el agua por encima, y remover hasta que los trozos se disuelvan completamente. ¿Qué viene después? Agregar la pectina en gel, simplemente, así como las gotas de aceite, mezclando al final y perfectamente todos los ingredientes.
De igual forma, también es preciso dejar reposar la mixtura unas 12 o 24 horas, y ese sería de hecho la siguiente pauta a seguir, tiempo suficiente para que adquiera una consistencia mantecosa. Lo recomendable, si la composición sale demasiado espesa, es echarle un poco más de agua (sin pasarse), o agregarle una cucharada más de pectina, si resulta que al final ha quedado muy líquido.
El último paso, en cualquier caso, consiste en verter el resultado en una botella de plástico, limpia y desinfectada, y dejarla en el baño para que empiece a usarse. ¿Lo mejor de este invento? ¡Que huele muy bien! Cremoso al tacto y delicioso para el olfato, este apaño sobre los restos de jabón no solo consigue abrazar la piel, sino que además la sigue protegiendo contra las bacterias y los gérmenes y los microbios. ¡toda una lluvia de ventajas!
Con los restos de jabón también se puede hacer jabón líquido a mano, por cierto, una forma totalmente práctica de seguir invirtiendo el dinero gastado en la barra de jabón no tirando sus trozos olvidados, por un lado, y haciendo innecesario el tener que comprar otro jabón líquido de mano, por otra parte. ¡Sí, todo un dos en uno!
Para esta apuesta de reciclaje será preciso tener en casa 200 gramos de restos de jabón, y eso como mínimo, así como unos 750 mililitros de agua. La glicerina también figura en esta lista de ingredientes primordiales, igual que el lavando o el aceite esencial de limón o el té verde, debido fundamentalmente a las propiedades antibacterianas que rebosan estos tres artículos.
¿Qué se debe hacer como primer paso?
Raspar todos los restos de jabón de los que uno disponga, poniendo a calentar en una olla y entre tanto la cantidad de agua reservada para este invento. Hay que esperar que ésta hierba y, una vez conseguido esto, agregar el jabón con la glicerina, revolviendo después durante unos minutos hasta conseguir que todos los productos echados estén bien integrados.
El siguiente paso a dar en esta receta doméstica de reciclaje de los restos de jabón pasa por añadirle a la composición las gotas de aceite esencial, tras lo cual habrá que volver a mezclar, y esta vez durante un mínimo de dos minutos. ¿Lo último? Retirar del fuego la olla que contiene la mistura, dejarlo reposar hasta que enfríe, primero, e introducirlo en un recipiente esterilizado, después, ¡listo para darle uso!
Otra de las formas útiles y curiosas de reciclar caseramente los restos de jabón del baño es transformar esos trozos en bolsitas aromáticas bastante alejadas del formato aromatizante de los aerosoles, más clásicos; un reutilizamiento que puede venir de perlas si algún armario de la casa desprende un tufo a viejo o a humedad o a cerrado, impregnando la ropa u otros objetos que se guardan en su interior, y encima sin gastarse ni un solo céntimo extra en el proceso. ¿Qué más se puede pedir?
Ahora bien, aparte de necesitar restos de jabón, será necesario hacerse con listón y, cómo no, también con bolsitas de tela, las cuales incluso se pueden confeccionar a mano, por cierto.
¿Cómo se elabora?
Dividida en tres pasos en total, las instrucciones de esta confección empiezan por juntar los restos de jabón, rayarlos hasta que queden muy finos, y posteriormente rellenar las bolsitas de tela con ellos. Lo importante, en este punto, es dejarlas bien atadas con los listones, ya que solo así se podrá evitar que se salgan y se derramen por todas partes, creando un estropicio a su paso. ¿Y lo siguiente? Colocar las bolsitas dentro de los armarios o roperos o cajones que uno desee, simplemente, y sentarse a esperar a que el invento empiece a aromatizar ese interior. ¡Y… nada más!