Famoso por ser autoinmunitario y drenarle las lágrimas a sus afectados, el síndrome de Sjögren celebra hoy su Día Mundial. Pero ¿qué provoca este trastorno?
Ni la hepatitis C ni la enfermedad relacionada con el IgG4 se lo pueden comparar, pese a que ambas afecciones lo intentan y procuran camuflar las huellas de este trastorno entre sus síntomas más habituales.
¿Qué es el síndrome de Sjögren?
Definido entre la comunidad médica como esa sequedad que aparece en ojos y boca sin ningún otro trastorno autoinmunitario que lo justifique, el síndrome de Sjögren primario consiste precisamente en eso: es un trastorno autoinmunitario donde el cuerpo ataca por error al tejido sano.
Hablamos de una patología que se deja reconocer, identificar y diagnosticar a ojos de los expertos por su tendencia a destruir esas glándulas encargadas de producir la saliva y las lágrimas.
Una curiosa dolencia también llamada xerostomía o queratoconjuntivitis seca o síndrome seco o de las mucosas secas, y que en su versión de síndrome de Sjögren secundario surge como respuesta a otro trastorno autoinmunitario de la talla del lupus eritematoso sistémico, la AR o artritis reumatoidea, la polimiositis e incluso la esclerodermia, sí, esa enfermedad rara que endurece la piel.
Y si bien es cierto que aún hoy los especialistas desconocen qué lo propicia, sí se sabe que también puede llegar a afectar a otras partes del cuerpo, poniendo en jaque el bienestar y la estabilidad de organismos vitales como los riñones y los pulmones. Muy poco frecuente en niños, se trata de una enfermedad rara que muestra su preferencia por las mujeres de entre 40 y 50 años.
El síndrome de Sjögren no es potencialmente mortal, generalmente, con unas expectativas de vida cuyo pronóstico varían en función de si el paciente reúne o no otras condiciones patológicas y, de ser así, qué tipo de enfermedades son.
Ahora bien, en su advertencia clínica se contemplan diversas complicaciones, como las caries dentales o el daño ocular, el linfoma o la neuropatía, una inflamación de la vesícula o alguna enfermedad pulmonar, la insuficiencia renal o la vasculitis… si bien estas dos últimas suelen ocurrir muy pocas veces.
¿Cuáles son los síntomas más comunes del síndrome de Sjögren?
Como ya hemos apuntado más arriba, tanto la sequedad de la boca como la aridez en los ojos constituyen las luces de neón más distinguibles y frecuentes de este trastorno, junto a la picazón en los globos oculares, la sensación de ardor en dicha zona y de que algo se ha metido dentro.
A ello se suma la pérdida del sentido del gusto, dificultad para tragar o comer alimentos secos, saliva espesa o en hilos, ronquera, problemas para hablar, deterioro de los dientes, dolor o úlceras bucales e inflamación de las encías.
A esta lluvia de síntomas oculares y signos que se dejan sentir en la boca y en la garganta lo acompañan las más de las veces otras consecuencias más desagradables, como ganglios inflamados y dolor o inflamación articular, fiebre y fatiga, cambio en el color de las manos o de los pies al exponer tales extremidades al frío, algo que en jerga médica se conoce como síndrome de Raynaud.
Asimismo, a veces se presenta una alergia en la piel y una tos y dificultad para respirar generado por una enfermedad pulmonar; amén de un adormecimiento y dolor debido a la neuropatía, náuseas y acidez, latidos cardíacos irregulares, resequedad vaginal o micción dolorosa.
¿Cómo se trata?
Las propuestas terapéuticas de este trastorno están orientadas a aliviar los síntomas que la propia enfermedad causa en los pacientes, como las lágrimas artificiales prescritas para combatir la resequedad en los glóbulos oculares, por ejemplo, o tomar alguno de los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad, mismamente.
No obstante, la mejor estrategia para combatir las secuelas de esta patología pasa por tomar mucha agua, a sorbos pequeños y constantes durante todo el día; evitar el alcohol y esquivar la ingesta de esos medicamentos que suelen causar resequedad en la boca, véase los descongestionantes y los antihistamínicos. Masticar goma de mascar sin azúcar también viene muy bien, ya que ayuda a la lengua a generar saliva.