Síndrome de Sudeck, ese trastorno neurológico que causa distrofia

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Planteado como una alteración neurovegetativa, el síndrome de Sudeck es todo un reto para la clínica médica; un trastorno que pide más apoyo e investigación.

Aprovechando que hoy, 7 de noviembre, es el Día de Visibilidad del Síndrome de Sudeck, anímese a conocer en qué consiste esta enfermedad, qué causas lo provocan, cómo se detecta, cuánto dura, de qué manera se cura, y cuáles son sus principales síntomas y opciones de tratamiento.

¿Qué es el síndrome de Sudeck?

Conocido también bajo los nombres de distrofia de Sudeck, distrofia simpático refleja (DSR), o síndrome regional doloroso complejo (SRDC), tal y como desglosan en esta información general sobre la enfermedad, esta alteración neurovegetativa se presenta como un trastorno neurológico que aparece a raíz de una reacción errónea del organismo ante cirugías y/o fracturas, frente a traumatismos e inmovilizaciones; predominando especialmente cuando la lesión sufrida acarrea un daño en el nervio periférico por falta de oxígeno.

Síndrome de Sudeck

Hablamos de un trastorno más habitual en articulaciones periféricas, por lo visto, y en el que la fase de alarma, llamada arrousal entre los especialistas, y caracterizada por reacciones de búsqueda de lesión para repararla, es desproporcional, manteniéndola excesivamente en el tiempo; por lo que las reacciones de destrucción de tejido llegan a predominar sobre las reacciones de regeneración.

¿En otras palabras?

El síndrome de Sudeck es una alteración neurovegetativa que produce erróneamente el sistema nervioso, el encargado de destruir los tejidos para que se renueven, y de activar las reacciones de alarma que ayudan a una persona a huir o a retirarse ante algo peligroso, como la mano que se retira prestamente al tocar algo muy caliente.

Con este trastorno en acción, sin embargo, el sistema simpático se dispara, impidiendo actuar al sistema parasimpático, encargado de regular el sueño y el descanso, la regeneración y la regulación de energía, generando con ello una situación de destrucción de tejido continuada que solo contribuye a retrasar la curación de una herida o lesión durante meses e incluso años.

¿Cuáles son los síntomas y tratamientos más frecuentes del síndrome de Sudeck?

Detectar y diagnosticar este trastorno no es complicado, ciertamente; basta con fijarse en la fisiología de las lesiones; si estas se salen de su curso natural suele deberse a este trastorno las más de las veces, o eso apuntan en esta clínica de medicina de familia.

Para el dictamen de este trastorno los médicos también se fijan en el aspecto que presenta la zona de la lesión, desde un amoratamiento de la piel y una descalcificación del hueso, hasta dolor en reposo, Dolor descontrolado sin pautas lógicas y rigidez articular en la zona dañada.

Síntomas a los que también se suma la persistencia de ciertos trastornos del sueño, y la manifestación de cambios de temperatura de la piel, que pasa a muy caliente o muy fría en respuesta a una vasodilatación o a una vasoconstricción, respectivamente. Y, cuando el caso ya está en un estadio muy avanzado, también la aparición de una descamación de la piel.

Para tratar el síndrome de Sudeck existen varias técnicas terapéuticas que buscan combatir la dolencia que causa, opciones que van desde la fisioterapia y la osteopatía hasta todos esos tratamientos que dirigen sus efectos a nivel medular, ya que en este síndrome se produce un trastorno de la información entre la médula y las neuronas del cerebro.

Así, la electroterapia y los tratamientos osteopáticos son una buena alternativa terapéutica a este problema, así como cinesiterapia indolora, técnicas superficiales en la piel, ejercicios de propiocepción y neuroentrenamiento; y hasta viene bien el entrenamiento aeróbico, seguir una correcta alimentación, y tomar suplementos de vitamina D y magnesio para acelerar la recuperación, así como complejos de vitamina B y Calcio orgánico que ayuden a recuperar el hueso.

Lo importante de todos estos tratamientos, en cualquier caso, es controlar continuamente la temperatura de la zona afectada, ya que toda alteración anormal de la temperatura que aparezca durante el tratamiento requiere responder con presteza e interrumpir el tratamiento y la técnica que lo ha suscitado.

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