De vértice a vértice de un triángulo, un hombre da pasos alfombrados y silentes. No se sale de los márgenes que delimita la figura que reproduce el ojo que todo lo ve. Se siente amparado y a salvo, tanto que nos mira y se cuenta, y nos narra y se cuenta, y nos sonríe y se cuenta.

No, no busca v, perdón o absolución, ni siquiera ser aceptado. No lo necesita. No lo quiere. Solo quiere ser escuchado, escucharse. Solo quiere poner en palabras lo que le ha ocurrido, lo que está sintiendo. Palabras que hacen que todo sea más íntimo, más cercano, más inocuo, más manejable.

Camina sobre un tapiz de sonidos tan dulces como inquietantes. Le ampara un manto de luz que sobrecoge y alumbra pero ya nos daremos cuenta más tarde. 

Sus ademanes amables, sus palabras casuales, su sonrisa acogedora nos han embaucado. Y solo queremos oírle hablar y hablar. 

Marc Parejo nos ha hechizado mientras seguimos ávidos el recorrido circular que ha medido con exactitud Sergio Toyos para que el pulso y la tensión de las palabras del extraordinario texto de Luca Pizzurro fluya exacto y contenido.

Envueltos en dulzor nos conmovemos y nos engañamos  hasta que nos asqueamos ante el descaro, la indiferencia y la impunidad. Sin podernos creer lo que estamos viendo, lo que estamos presenciando, nos sube una arcada radiante de desprecio y estupefacción, plena de repulsa y temor, espléndida de rabia y desaliento por haber abierto los ojos y por mantenerlos cerrados.

Sala Nave 73 (Madrid), viernes a las 20 horas

Dramaturgo: Luca Pizzurro

Adaptación y dirección: Sergio Toyos

Actor: Marc Parejo

Voz en off: Imanol Arias y Daniel Aguilar

Ayudante de dirección: Gabi De Mulder

Música original: Naiel Ibarrola

Producción musical:IÑIGO ESCAURIAZA. 

Diseño de iluminación: Juanjo Llorens

Diseño y producción de sonido: Javier Isequilla

Fotografía, diseño y vídeo promocional: Nacho Sweet y María García 

Producción: Nicolas Degliantoni 

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