Tengo para mí que Diego Anido va por la vida como un chamarilero que recoge todo aquello que el resto de las personas desprecia como indiferente o inservible o inocuo :pavesas y miradas, cenizas o palabras,, suspiros o pelusas y, con todo ese material, solo aparentemente de derribo, construye dramaturgias desconcertadas y desconcertantes que se (des) envuelven bajo la implacable lógica del absurdo.
Así, en «El dios del pop», como un autómata o, mejor, un títere que se da cuerda a sí mismo, como una marioneta que acaba de cortar sus hilos y aprende a cada paso, Anido vuelve a la mirada a la infancia para rescatar leyendas y quereres, frases y cariños, acordes y sonidos, sabores y regustos, una mamá y una madre y, a a partir de ese filón, reconstruirse como mito y leyenda de sí mismo, como un Norman Bates cariñoso, y lo hace entre balbuceos y reafirmaciones, entre disparates y elogios, entre euforias y recuerdos, entre un Michael y un Jackson.
Así, en «El alemán», como un muñeco desamparado y entristecido, Anido emprende la vuelta al mundo alrededor de una nevera intentando encontrar la razón de ser de las fechas, de los finales, de la caducidad y de los porquenó y de de los porquesí mientras de un envase hace un ataúd, de la leche agria un plasma enfermo nido entona un largo lamento, un aullido monocorde y lastimero, una salmodia herida y quejumbrosa a la fugacidad, el desaliento y la entereza.
Es tan Diego que solo se puede parecer a Anido, es tan Anido que solo puede asemejarse a Diego, es una estrella de sí mismo, es un divo en zapatillas, una leyenda en pijama, y después de dar muchas vueltas a su alrededor ha acabado por darse alcance.
Es único, único.
Palabra, palabrita.
Teatro del Barrio (Madrid): “El dios del pop”, 14 y 15 de diciembre a las 19.30 horas. «El alemán», 16 y 17 de diciembre a las 19.30 horas.
Ficha artística
Creación, dirección e interpretación: Diego Anido.