Sobrio y poseído, hipnotizado y absorto, meditabundo y concentrado, Alberto San Juan pisa las tablas como un Chaplin adusto y honesto dispuesto a vaciarse los bolsillos y ofrecer las palmas abiertas para celebrar una Nochebuena laica y sincera convocando palabras tan sensatas como bondadosas, tan honradas como ciertas, tan válidas como sencillas. Las palabras de Antonio Machado.
No está solo. Fernando Egozcue como un arlequín y un Sancho, le responden y corresponde destilando notas, desmenuzando arpegios, deshaciendo escalas mientras, en torno a un velador de café ( que hace las veces de hoguera y de hogar) y como un chansonnier místico, como un chamán laico, Alberto San Juan evoca —con firmeza y disfrute— la razón de Juan de Mairena, la melancolía del mismísimo Machado, la soledad de un vagabundo, la ensoñación de un san Juan de la Cruz, la furia inflamada y ardorosa de Santa Teresa y el encanto descarado de Serrat.
Todo en este conmovedor espectáculo rezuma celebración y entusiasmo como si fuera una plegaria para descreídos, una exaltación para los indiferentes, un pasodoble para que se no se queden quietos los inmóviles porque bajo todas y cada una de las vibrantes y exultantes late una rabia contenida por no haber podido decirlas siempre, por haberlas tenido ocultas o disimuladas que hace que San Juan las pronuncie aún más certeras, rotundas y urgentes como si debieran ser pronunciadas una y otra vez, como si fueran esas palabras de amor sencillas y bellas, esas que nunca dben dejar de decirse como si hoy fuera siempre todavía.
Y lo es.
Teatro del Barrio (Madrid), miércoles a las 19.30 horas
Ficha artística
Textos de Antonio Machado
Interpretación: Alberto San Juan
Música en directo: Fernando Egozcue
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