Estamos en 2023 y, en pleno siglo XXI, puede volver a sonar —inesperada e inevitable— la voz, la voz que Cocteau calificó como humana en toda la poderosa e vulnerable amplitud. Amaranta Osorio trae hasta hoy mismo la destrucción —mental, física, emocional— con la que el (des) amor devasta a cualquiera que ante el y baje la guardia ceda.

David Trueba toma las riendas de la función para poner un espejo que rodee a quien se acerque un mirar, un espejo que devuelve un reflejo desnudo y desamparado, un espejo que no permita fuertes donde refugiarse, sin fronteras que cruzar.

Sol Bibriesca se abandona e inmola ante el poder de la droga del amor, ante el poder de su ausencia, ante el poder de su recuerdo, ante el poder de su memoria y deja que la acorralen euforias y desánimos, brotes y espasmos, ilusiones y grisuras que estallan a su alrededor en sonidos y volúmenes, colores y cegueras, firmezas y desdenes.  

 

Así, acribillada y electrificada, Bribiesca se vuele víctima de lo incomprensible y lo desconocido, de lo que no puede manejar ni gobernar. Como una muñeca o un pelele, vulnerable e inerme, es zarandeada y removida hasta que consigue incorporarse, sin aliento o perdón, rodilla en tierra y con la mirada a media asta,  sin saber sin masca victoria o respira derrota.

El Umbral de Primavera, jueves a las 20:30 horas

Ficha artística

Intérprete, performer, bailarina: Sol Bibriesca

Autoría: Amaranta Osorio

Dirección: David Trueba

Escenografía y vestuario: Gema Rabasco

Iluminación: Alfonso Ramos

Espacio sonoro: Javier Aparicio

Coreografía y performance: Sol Bibriesca

Producción: Arte de Urgencia

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