De entre sus muchos sueños, quizás sea el que tuvo con La Barraca, llevando obras de teatro por los pueblos de España, el más querido por Federico García Lorca y, desde luego, el que no solo acarició con los dedos, sino que pudo vivir más alá del anhelo y de la ensoñación.
Nada gustaría más a Lorca ver un teatro lleno y entusiasmado, puesto en pie y encandilado, ante las palabras y el legado del poeta; y un teatro lleno, además, con personas no habituales, ajenas y distantes del teatro (si, en 2023 siguen haciendo falta muchas Barracas).
Así lo entendía Carlos Saura quien —mientras diseñaba este homenaje a Federico García Lorca— lo convertía en un homenaje a una manera de entender España, en una celebración de la cultura española como redención de un país de sombras, como mano tendida frente a un país cainita, como verde que te quiero verde frente al negro que te quiero morado.
Con sobriedad, pulso y contención Saura ha dispuesto un elegante y atractivo escenario para que el tan eficaz como efectivo texto de Natalio Grueso (un tapiz enhebrado con talento y criterio que recoge muchos de los infinitos Lorcas) pueda ser llevado a cabo para fascinar con su palabra, su música y su palabras.
En todos los Lorcas están todas las Españas, en todas las Españas están todos los Lorcas e India Martínez, hechicera y hechizada, como sacerdotisa de esta ceremonia vibrante y estremecedora los convoca a todos .
Lo hace cuando canta Los cuatro muleros con los nudillos, cuando se pone el sombrero de Cohen y se deshace en el Pequeño vals Vienés, cuando se deja ir con el Son de Negros , cuando arrulla con el Fuego Fatuo de Falla, cuando recita desde la desesperación, cuando lo hace desde la risa, cuando se pone, desafiante y melancólica, por una cabeza el sombrero de Gardel, cuando se casa y se separa con un pacto de sangre, cuando se vuelve marxiana con el Gran Teatro del Mundo mientras el Infanta Isabel se vuelva un pequeña y enorme barraca. la enorme Barraca de Federico hecho India, donde le acompañan un versátil Alberto Amarilla (capaz de ser todos los genios de la Residencia el solo) y una encantadora Saturna Barrio (que sabe ser madre, hermana y amiga mientras andan los jaleos, jaleos) a quienes guarda las espaldas con precisión y sensibilidad el piano de Antonio Bejarano.
Y así hasta que doblan, oscuras y ominosas, las campanas y Amarilla y Barrio entonan la oración fúnebre que escribió Rafael Alberti, mientras India Martínez se desvanece con el escalofrío de Al Alba, elegiaca, desnuda, elegíaca y definitiva hasta quedar estremecedora y estremecida…
…como la España de Lorca y Saura, como España de todo el público rendido y cautivado, como la España tuya, como la España mía, como la España nuestra .
Teatro Infanta Isabel, (Madrid), de miércoles a sábado a las 19 horas. Domingos a las 18 horas
Ficha artística
Dirigido por Carlos Saura.
Reparto:
India Martínez
Alberto Amarilla
Saturna Barrio
Piano: Antonio Bejarano
Dirección: Carlos Saura
Dramaturgia: Natalio Grueso
Escenografía: Carlos Saura e Isidoro Ponce
Diseño de iluminación: Dan Tiberiu Gruia
Diseño de vestuario: Almudena Ruiz Ara
Espacio sonoro: Enrique Rincón
Producción y Regiduría: Santiago Martínez Ayala
Producción: José Velasco
Producción Ejecutiva: María José Miñano
Jefa de Producción: Triana Cortés
Producción: OKAPI Producciones