Con el relajo con que se juega al bádminton, se mira hacia ninguna parte o se cose una bandera para plantar en territorio aplanado o, mejor dicho, neutralizado en tan solo siete segundos y es que la vida eterna en siete segundo.
Los siete segundos que tarda un misil en desplomarse desde los diez mil kilómetros de altura una vez haya apretado el botón de «feel free» un americano medio de Wisconsin o Utah o Colorado convertido en desconcertado y desconcertante salvapatrias del terror difuso que crepita en todo lugar del que desconoce absolutamente todo.
Falk Richter ha escrito esta agria fábula sobre como el Imperio defiende sus fronteras allende sus fronteras y Rubén Romero la ha dirigido como guiñol siniestro en su vulgaridad mortal en el que Inma Almagro, Sato Díaz, Belén Landaluce, Pedro Rubio dan vida —con acierto y precisión— a los títeres intoxicados de donuts, abrasados de imágenes, bendecidos por un Dios pret a porter y embadurnados de barras y estrellas.
Son marionetas que no saben que tienen hilos lo que les permite ilusionarse los parpadeos de marcianitos en la pantalla, erotizarse con los abdominales de los geypermanes y exaltarse cada vez que el Presidente musita unas estrofas del himno que avala, concede y sublima a quien lo canta y recita de carrerilla y al compás, al compás, como un jolgorio de deshollinadores, como una nana que adormece o una oración que sana.
Al fin y al cabo ¿qué puede salir mal?: In God We trust and Bless us All.
Teatro de Barrio (Madrid): viernes y sábados a las 19:30 horas
Ficha artística
Autoría: Falk Richter
Dirección: Rubén Romero
Intérpretes: Inma Almagro, Sato Díaz, Belén Landaluce, Pedro Rubio
Dirección de producción: La Madrugada Teatro y Parece una tontería
Producción ejecutiva: Macarena Soto
Iluminación: Libe Aramburuzabala
Escenografía: Josep Pijuán
Diseño de sonido: Rubén Romero
Vestuario: La Madrugada Teatro
Fotografía: María Artigas
