Selu Nieto se deja mecer por el recuerdo y la añoranza de una vida más sencilla, recogida y aislada. Selu Nieto se deja hechizar en un largo duermevela frente a los espectadores y se deja poseer por la mujer que le crió y le acompañó.
Selu Nieto se deja poseer —bajo un cielo de mopas que son pelucas, birretes y peluches y de un suelo de barreños que son dados, escabeles y tronos— por el espíritu de aguante y resiliencia de su abuela para aprender a resistir, para saber como pensaba, como se movía y respiraba.
Y Nieto habla como ella, repite su latiguillos y expresiones, aprende sus mañas, entrena sus recursos y sueña sus sueños de soledad y desamparo, sus sueños de paso quedo, en los que rehace su vida, en los que busca un asidero, en los que la realidad se deshace cruel e inevitable.
Sueños llenos de ceniza y desprecio para los que no valen tearpias, pastillas o bailes, para los que no sirven inyecciones, palabras o miradas; sueños que hay que atravesar en soledad, sin bajar la cara, con humildad y la certeza que llegará el momento de darse un abrazo a uno mismo.
Teatro Infanta Isabel (Madrid): miércoles a las 19 horas
Interpretado por Selu Nieto
Dirección de escena: Susana Hernández
Texto y dirección artística: Selu Nieto
Diseño espacio escénico: Alessio Meloni
Diseño iluminación: Manuel Lostes
Una producción de Teatro A La Plancha, con la colaboración y elapoyo de Jesús Torres (El Aedo Teatro)
