¿Y si el Supremo Hacedor rompiera su Silencio?

Mira que llevamos siglos, en el Primer Mundo, quejándonos de su contumaz mutismo pero si le diese por hablar: ¿Estaríamos preparados para escucharle? ¿Sabríamos comportarnos? Al fin y al cabo, después de tantos siglos d no dar señales, es el hombre quien ha acabado por diseñar a Dios a su medida, es decir, a su imagen y semejanza.

Tengo para mí que este el punto de partida de Gabriel Calderón para arrancar su feroz texto en el que plantea al mismísimo Dios pulverizando su Mutismo por todo lo Alto y exigiendo a una devota feligresa ( que  empieza interpretando Nuría Mencía como un cruce entre la Señora Ingalls y Julie Andrews) dos de sus clásicos : un parricidio digno del de Abraham y una resiliencia a prueba de Job.

Y, a partir de ahí se monta, nunca mejor dicho, la de Dios. y, en el pequeño pueblo de pioneros luteranos, estalla una bomba de napalm  a causa del empeño tenaz de la Sra. Grace ( el personaje de Nuria Mencía) por  llevar a cabo  el encargo celestial, que hace que se convierta en una mezcla de una Señora Danvers poseída por la Gracia y una Señora Bates borracha de fanatismo.

La vehemencia de Grace contagia y empapa y, una vez destapada la caja de los truenos y fulminada la espita de la olla a prisión y todos los vecinos y vecinas que tan bien conocemos de nuestro imaginario colectivo empiezan a montar una ópera cada noche y unas carreras cada día: el cura de fuego y verbo (al que José Luis Alcobendas inflama de iracundia digna de un Hell´s Angel); las vecinas obsequiosas y cotillas ( a la que Ruth Núñez y Trinidad Iglesias bordan, cual Hernández y Fernández, de aturullamiento e insatisfacción); el hijo teenager  acorralado por la presión de grupo( al que interpreta con desvalimiento Julio Bohigas-Couto) ; la hija teenager rechazada (a la que colma de astucia y disimulo Veki Velilla); el honrado carnicero ( que corre a cargo del estruendo y desconcierto del gran Javier Losán) ; su anodina hija (que Ángela Chica convierte en una encantadora femme fatale) y, alrededor de todo ellos y ellas, planea un Pepe Viyuela que, con todas sus artes de clown desenfundadas y completamente desatado, entra y sale del parchís, como una peonza en llamas que se traviste y desviste, se dice y se contradice, como un fuera de la ley que, además, esté tan fuera de sí, como fuera de cacho.

Y en este western hitchokiano pone orden y concierto reina Natalia Menéndez para disfrutar organizando el guirigay como una Tarantina que dirigiese Our Town de Thorton Wilder dejando que sus vecinos den rienda suelta a deseos y anhelos, se olviden de sus represiones, y organicen un desmadre a la americana  a lo largo y ancho del rato que el Ojo que todo lo Ve, cierra los párpados.       

Teatro Español. Naves del Matadero. Sala Fernando Arrabal. Hasta el 7 mayo. De martes a domingo a las 19 horas  (Madrid)

Ficha artística

Texto: Gabriel Calderón

Adaptación y dirección: Natalia Menéndez

Con José Luis Alcobendas, Julio Bohigas-Couto, Ángela Chica, Trinidad Iglesias, Javier Losán, Nuria Mencía, Ruth Núñez, Veki Velilla, Pepe Viyuela y Rocío Calvo (cover personaje de Leona)

Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo (AAI)

Diseño de escenografía: Monica Boromello

Diseño de vestuario: Antonio Belart

Diseño de espacio sonoro y composición música original: Mariano Marín

Movimiento escénico: Mey-Ling Bisogno

Ayudante de dirección: Pilar Valenciano

Residente de ayudantía de dirección: Mariana Kmaid Levy y Paul Alcaide 

Una producción de Teatro Español y La Villarroe

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