Un equipo de investigadores ha agregado la función de potenciar el tratamiento cognitivo a un medicamento existente utilizado actualmente para tratar el estreñimiento.
Que los pacientes con enfermedades mentales necesitan de fármacos desarrollados para controlar sus problemas y tratamiento cognitivo no es nuevo. La novedad en este campo la ha aportado esta vez un equipo de investigadores, al descubrir que un fármaco ya existente, prescrito para tratar el estreñimiento, guarda entre su composición la capacidad de potenciar el poder pensar con más claridad.
Un viejo fármaco contra el estreñimiento amplía su utilidad para el tratamiento cognitivo
La esquizofrenia, la depresión mayor, el trastorno bipolar y otros trastornos psiquiátricos similares y graves son enfermedades de salud mental que suelen causar un impacto devastador en la vida de quien lo padece, despertando en sus mentes varias deficiencias cognitivas en forma de alteraciones en el lenguaje, mengua en la atención, cambios en la cognición social, y disminución en la memoria de trabajo.
Son problemas comunes que requieren y un tratamiento cognitivo y que, no obstante, no suelen ser muy compatibles con la ingesta de medicamentos, al menos no con los mercantilizados actualmente, de ahí su desagradable y profundo impacto; razón que explica además el constante empeño de los científicos en buscar formas de mejorar o restaurar dichas funciones afectadas.
No son pocos los estudios en animales que se han dado a la tarea de demostrar que los fármacos previstos a actuar en los receptores de serotonina, más exactamente en el receptor 5-HT4, son prometedores para mejorar y potenciar la función cognoscente y actuar de tratamiento cognitivo. Para captar este punto es preciso entender que la serotonina es aquel neurotransmisor sobre el cual actúan los antidepresivos ISRS.
Hablamos de unos hallazgos en animales que, si bien se han resistido hasta ahora en ser extrapolables al ejemplo de los seres humanos, ante la incógnita de los efectos secundarios que puedan conllevar, abre sus puertas finalmente a la mente humana, gracias al trabajo probado de un grupo de investigadores del Reino Unido y a su labor en un fármaco ya existente, la prucaloprida.
La prucaloprida, un agonista 5-HT4 de la indisposición del vientre
El fármaco en cuestión no está relacionado con el tratamiento cognitivo, tradicionalmente; se suele prescribir principalmente para el estreñimiento, dado su notable efecto en el receptor 5-HT4, obteniendo un nivel aceptable y nada significativos de efectos secundarios al tomarse bajo supervisión médica; y más ahora, cuando los investigadores han descubierto que puede fomentar positivamente la cognición.
Se sabe, igualmente, que entre sus posibles efectos secundarios de los que advierten los médicos destaca el dolor de cabeza, náuseas y diarrea y dolor abdominal y otros síntomas gastrointestinales semejantes, así como mareo y fatiga.
El ensayo de este nuevo tratamiento cognitivo contó con la participación de 44 personas voluntarias de entre 18 y 36 años, todos sanos, y ninguno de los cuales mostró efectos secundarios significativos relacionados con la prucaloprida.
A 23 de ellos se les administró prucaloprida, mientras 21 sólo recibieron un placebo. Seis días después, sometieron a todos a un escáner cerebral de IRMf, tras enseñarles poco tiempo antes una batería de imágenes sobre animales y paisajes. En el tiempo que duró el escáner volvieron a ver en serie las ilustraciones, mezcladas en esta ocasión con otras imágenes similares no vistas con anterioridad.
Tras el escáner se los puso a prueba con una cata de memoria, que consistió en invitarles a identificar las imágenes ya vislumbradas antes y durante el escáner, y separarlas de entre un conjunto de ilustraciones completamente nuevas.
Un vistazo a los resultados
El trabajo, que representa por sí solo una nueva oportunidad de mejoría de salud mental en el tratamiento cognitivo, fue presentado en Lisboa ante el congreso del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología. Durante la exposición, la doctora Angharad de Cates, miembro de la Universidad de Oxford e investigadora principal del proyecto, mostró los resultados obtenidos y admitió que los datos extraídos de las pruebas supusieron «una sorpresa».
Al respecto, Cates explicó que «los participantes que habían tomado prucaloprida durante 6 días obtuvieron resultados mucho mejores que los que recibieron placebo en la prueba de memoria», aclarando que «el grupo de prucaloprida identificó el 81 por ciento de las imágenes vistas anteriormente, frente al 76 por ciento del grupo de placebo».
Así, los investigadores participantes de este ensayo que analiza este nuevo posible tratamiento cognitivo descubrieron que los voluntarios que habían tomado prucaloprida habían resultado ser significativamente mejores en la prueba de memoria después del escáner, en comparación con los que tomaron placebo.
Abundaron además la información de que el primer grupo tuvo escáneres de IRMf con una mayor actividad en áreas cerebrales relacionadas con la cognición. Todo ello viene a afirmar, en palabras de la investigadora, que «las pruebas estadísticas indican que se trata de un efecto bastante grande y una mejora cognitiva tan evidente con el fármaco».
Y es que el aumento de la actividad se detectó en el hipocampo, situado en el centro del cerebro; en el giro angular derecho, localizado en la parte posterior; amén de en otras zonas vinculadas con la memoria.
«Incluso cuando el bajo estado de ánimo asociado a la depresión se trata bien con antidepresivos convencionales, muchos pacientes siguen teniendo problemas de memoria», expuso Susannah Murphy, doctora e investigadora principal de la Universidad de Oxford, y autora principal del presente hallazgo. «Nuestro estudio aporta interesantes pruebas iniciales en humanos de un nuevo enfoque que podría ser una forma útil de tratar estos síntomas cognitivos residuales», destacó.
Por su parte, Angharad de Cates presentó el proyecto como un novedoso tratamiento cognitivo y «un estudio de prueba de concepto y, por tanto, de un punto de partida para seguir investigando». De hecho, adelantó el detalle de que «actualmente estamos planificando y llevando a cabo más estudios sobre la prucaloprida y otros agonistas de la 5HT4 en pacientes y poblaciones clínicamente vulnerables, para ver si nuestros resultados en voluntarios sanos pueden reproducirse y tienen importancia clínica».