Tratamiento con yodo radiactivo I-131, una respuesta al cáncer de tiroides

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El cáncer de tiroides también existe, igual que el tratamiento con yodo radiactivo I-131, una terapia tumoral para ciertos pacientes. ¿pero en qué consiste?

Con motivo del Día Mundial de la Tiroides ayer 25 de mayo, se hace imperativo hablar asimismo de un tipo de cáncer poco conocido, aunque no por ello menos importante e incidente entre la población, sí, el cáncer de tiroides, cuya mejor apuesta médica contra su evolución es el tratamiento con yodo radiactivo I-131.

¿Qué es el cáncer de tiroides?

Se trata de un cancerígeno originado en las células de la glándula tiroidea, precisamente la misma encargada de producir las hormonas que regulan la temperatura corporal, la presión arterial, el ritmo cardíaco y el peso.

Esta variante de cáncer surge cuando las células de la tiroides sufren mutaciones o cambios genéticos, lo que permite que las células luzcan anormales, crezcan y se multipliquen rápidamente; son células que en su alteración pierden la capacidad de morir, formando un tumor con su acumulación, e invadiendo a veces el tejido que más cerca tengan, propagándose así a otras partes del cuerpo, generando la llamada metástasis.

Aún hoy se desconoce con exactitud qué provoca la mayoría de los casos de cáncer de tiroides, así que no, no existe manera de prevenirlo, ni siquiera en esas personas con riesgo promedio de desarrollar la enfermedad.

Una de las muchas desventajas del cáncer de tiroides es que no suele provocar ningún síntoma que chive sobre la presencia de la enfermedad en el organismo, inicialmente, lo que dificulta su detección, causando eso sí dolor e hinchazón en el cuello o en la garganta conforme va desarrollándose y evolucionando, amén de cambios en la voz, dificultad para tragar, una ronquera cada vez mayor, y la aparición de bultos o nódulos palpables en la piel. Este cáncer, además, puede reaparecer en el futuro.

¿Lo bueno? Que es posible curarlo en casi todos los casos, con el tratamiento adecuado e independientemente del tipo de cáncer de tiroides que se sufra, ya sea de esos que crecen muy lentamente, o de esos que se muestran bastante más agresivos.

someterse a una cirugía para extraer la tiroides es una de las respuestas médicas más recurrentes de este tipo de tumor en específico, en función, por supuesto, del tipo de cáncer de tiroides que se padezca; aunque el análisis de sangre y las gammagrafías tiroideas periódicas son incluso aún más usuales, a la vista de que permiten verificar si hay o no signos de recurrencia del cáncer de tiroides.

No obstante, el tratamiento con yodo radiactivo I-131 se proclama aún más efectivo, y ahora verán cómo y por qué.

¿En qué consiste el tratamiento con yodo radiactivo I-131?

Es un medicamento que se ingiere. Se trata de un isótopo radiactivo de yoduro muy eficaz contra los tumores surgidos en esta glándula situada a ras de la nuez de Adán, debido principalmente a su capacidad de destruir las células del tiroides, las cuales fabrican la hormona tiroidea cogiendo toda la fuente de yodo que le llega desde la sangre.

Así, la afirmación de la eficacia terapéutica del yodo radiactivo I-131 se basa principalmente en las consecuencias positivas que ha desatado en ciertos colectivos de pacientes, tanto para aquellos con hipertiroidismo, por ejemplo, como para aquellos aquejados de cáncer de tiroides.

Basta una cápsula de yodo radiactivo I-131 por vía oral para su administración. ¿Cómo trabaja? Es llegar el yodo a la sangre y enseguida el tiroides lo detecta y captura, acumulándolo en su interior como si de yodo normal se tratase. Sin embargo, y ya que pese a todo sigue siendo yodo radiactivo, esta radiación de I-131 va destruyendo poco a poco la glándula de la tiroides.

Debido a su carácter radiactivo, el yodo I-131 tiene un sistema de aislamiento bastante severo para los pacientes en los que se ha descargado, además de exigir el máximo cuidado a la hora de recoger y eliminar con protección y seguridad los residuos generados en el proceso del propio tratamiento; una escrupulosidad que permite que los riesgos de contaminación y radiación no alcancen al entorno del paciente y a la población general.

Lo que los pacientes con tratamiento con yodo radiactivo I-131 deben tener en cuenta

Debido a que el riesgo de contaminación e irradiación persiste durante mucho tiempo, tanto en la habitación donde ha recibido el tratamiento como fuera de ella, resulta muy importante que las personas que han sido administradas con esta apuesta médica sigan las instrucciones dictaminadas desde este espacio clínico  al pie de la letra.

No tomar nada sólido desde las 06.00 de la mañana del día en que vaya a recibir el tratamiento con yodo radiactivo I-131, únicamente agua. De hecho, sólo podrá comer pasadas dos horas de haber tomado el medicamento, usando servilletas de papel, platos y vasos y cubiertos desechables, los cuales deberá tirar en una bolsa de basura apartada expresamente para su uso durante este periodo.

Dormir sin compañía durante los tres primeros días posteriores al tratamiento. Los muebles de la habitación donde descanse deberán cubrirse con una sábana reservada, que se deberá cambiar si se mancha de sudor, y lavarlas aparte, sin mezclarlas con la del resto de la familia, haciendo otro tanto con las toallas y la vestimenta.

Asimismo, habrá que mantener cerradas las puertas del cuarto en todo momento, y no abandonar la estancia salvo en caso de emergencia. Ducharse una vez al día, como mínimo; utilizar un baño independiente, si es posible; dejar el grifo abierto al asearse y lavarse los dientes si se trata de un baño familiar, para que así corra el agua.

No orinar en la ducha, ya que el desagüe transporta ese pis con radiación hasta el alcantarillado general; sentarse al orinar, da igual si es hombre o mujer, limpiarse con papel higiénico y no arrojarlo al inodoro, y tirar de la cisterna dos veces.

Asimismo, es importante lavarse las manos cada vez que se utilice el aseo, y limpiar enseguida con papel de baño cualquier derrame o salpicadura fuera del inodoro, recordando no tirarlo a la taza del váter.

Por otra parte, también es recomendable tomar caramelos ácidos, chicles o zumos de cítricos, a fin de estimular la salivación, aunque esto tendrá que ser a partir del día siguiente de recibir el tratamiento.

Esperar toda una jornada para abrir la ventana cuando lo precise también forma parte de la lista de recomendaciones a seguir, igual que el beber abundante cantidad de líquidos a diario, ya sea agua o caldos, partiendo de un mínimo de dos litros por jornada, ya que buena parte del yodo radiactivo sobrante se elimina por la orina.

Evitar pasar un tiempo prolongado o más de dos horas junto a otras personas. Esto implica recibir muy pocas visitas, efectivamente, y las contantes nunca deben ser menores de edad y mujeres embarazadas; visitas que, si llegan a ser necesarias, se las debe restringir a un tiempo limitado, debido sobre todo al riesgo de irradiación y contaminación que habitualmente se corre después de un tratamiento con yodo radiactivo I-131.

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