Un poema

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Un ojo de una mujer en primer plano.
© CEDDD

1. Eludías 
el encuentro
con el tú
magnífico,
el que te toma
y te anula como tempestad
y de ti arranca al que busca.

* * *

2. ¿Cómo pudiste vivir
de la idea
que la ocultaba,
con un sabor
que no era el de ella,
huyendo
de su aparecer
que era también el tuyo?

* * *

3.  Llegas 
no a modo de visitación
ni a modo de promesa
ni a modo de fábula
sino
como firme corporeidad, como ardimiento, como inmediatez.

* * *

4. Llevas el amante
al lugar
del acontecer

-el lugar del asentimiento.

* * *

5. Él abre los ojos,
siente,
se abandona.
Sabe ya que nada, nada
le pertenece,
salvo su dependencia,
y acata
el extraño señorío.

* * *

6. Se creyó dueño 
y ella lo obligó a la más honda encuesta,
a preguntarse qué era en realidad suyo.
Después lo tomó en sus manos
y fue formando su rostro
con el mismo material del extravío, sin desechar nada,
y lo devolvió a los brazos del origen
como a quien se amó sin decírselo.

* * *

7. Misión del amante:

arder
fuera del camino.

* * *

8. Enséñame,
rehazme
                  a fondo,
avívame
                  como quien enciende un fuego.

* * *

9. Destruye
la retórica del amante
y hazlo venir a pie, desnudo, sin arrimo,
a tu recio descampado.
Que pruebe a sostenerse ahí,
que sienta tu frío,
que vele.

Rafael Cadenas. Premio Cervantes 22

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