¿Te puedes creer, hermano del alma, lector
que pasas por esta página sedienta de
hablarte, que me enamora la música
ambiental
que suena en los aviones de Iberia
antes de que despeguen?
Antes de que el avión se dirija a la pista
esa música llena mi corazón de alegría.
Nunca sé qué hacer, si leer o intentar dormir,
allí en el espacio celestial,
pero qué hermoso es que te lleven a otro continente.
Y darle la mano a tu amor si lo tienes cuando vas a aterrizar.
Y si no tengo esa mano en el asiento de al lado
qué demonios estoy haciendo subido a un avión
que tan solo va a mover mi soledad de un continente a otro,
gastando gasolina en vano, o lo que sea que consuman
esas bestias blancas que surcan los cielos.
Si rompes el cielo, que sea por amor.
Si gastas el cielo, que el amor gaste tu corazón.
Porque sin amor ningún viaje merece la pena.
Manuel Vilas