Un verano sale al campo, como de costumbre,
se para un momento en el estanque donde suele
mirarse para ver si detecta algún cambio.
Ve a la misma persona, la túnica horrible
de su condición de hija aún sobre sus hombros.
En el agua el sol parece estar al lado.
Ella piensa: Otra vez mi tío que me espía.
Todo en la naturaleza es, de algún modo, su pariente.
Piensa: Nunca estoy sola
y hace del pensamiento una plegaria.
La muerte viene así, como respuesta a una plegaria.
Nadie puede ya entender lo hermoso que él era.
Perséfone sí lo recuerda, y que él la abrazaba allí,
delante de su tío.
Recuerda el reflejo del sol en sus brazos desnudos.
Eso es lo último que recuerda claramente.
Después el dios oscuro se la llevó.
Recuerda también, de un modo menos claro,
la terrible intuición de que ya jamás podría
vivir sin él.
Louise Glück
Fragmento del poemario Averno (2011, traducido por Ruth Miguel Franco y Abraham Gragera.