Consiga un cuarto de baño más seguro con estos consejos

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Estar cómodo en casa es importante y esencial, más cuando el hogar es el refugio contra la tormenta del día a día. Por ello, reformar el aseo de acuerdo a las exigencias de la edad y a las necesidades esenciales de cada persona, adaptación y accesibilidad incluidas, es simple y factible, funcional y hasta económico, siempre en pro de acabar luciendo un cuarto de baño más seguro. ¿Cómo? Recurriendo simplemente a unos cambios muy sencillos que sobre todo la SEGG, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, recomienda y respalda. ¡Veámoslos!

De la bañera a la ducha

Desde posibilidades la mar de simples hasta opciones más complejas que implican una reforma profesional. Según la SEGG, cambiar la bañera de toda la vida por un plato de ducha es la primera adaptación que se debe hacer al aseo si realmente se pretende tener un cuarto de baño más seguro y accesible; con mayor razón, incluso, si se sufre de temblor en las piernas o ya se ha vivido uno o dos o más episodios de desequilibrio al levantar la pierna e ir a cruzar el borde externo de la bañera para entrar en su interior.

Ducha ©Pexels

Y hablando de bañeras y duchas, ¿sabía que siempre es recomendable tener un suelo antideslizante en la zona del baño? El remedio es muy simple: poner una alfombrilla adecuada en el suelo de la ducha o de la bañera, según lo que uno tenga, para así evitar que la acumulación de agua lo convierta en imán de resbalones. Lo importante, eso sí, es no olvidar comprobar el estado de dicha alfombrilla antes de entrar, verificando que está perfectamente estirada y muy bien adherida a la superficie.

Asimismo, la SEGG aconseja echar mano también de las banquetas de baño, y aún mejor si estas son fijas, ya que permiten sentarse mientras uno se asea el cuerpo, minimizando los riesgos de caídas y garantizando una mayor seguridad.

Y otro tanto punto positivo le dan al suelo antideslizante, pensado sobre todo para soportar el típico escape de gotas de agua en el resto del aseo; una humedad que solo contribuye al peligro del resbalón. Se trata de baldosas no lisas sino con rugosidad o con relieve, que se aconseja tenerlas en el suelo que rodea al lavabo y al bidé, a la taza de váter y a la ducha o bañera.

Del inmobiliario a los asideros

Pese a que muchas personas mayores no necesitan hacer un cambio radical al baño, sí pueden beneficiarse de ciertos pequeños elementos con los que volver más seguro su cuarto de aseo. ¿El mejor ejemplo de esto último? Las barras y los asideros de ventosa que brindan un punto de apoyo extra a la hora de apoyarse en un solo pie al quitarse o ponerse la ropa o al entrar en la ducha.

Se trata de barras fijas ancladas a alguna de las paredes de la bañera, para ser exactos, o esos asideros, bastante prácticos, fijados a la pared gracias al sistema de ventosas con el que cuentan; ambas, en conjunto, pueden lograr que el momento de introducirse en la bañera no entrañe tantos peligros.

Una actitud de precaución que también hay que mantener ante los productos de aseo y de limpieza, por cierto, ya que un chorro derramado de tales líquidos puede convertir el suelo del cuarto de baño en una pista de poco patinaje y pueden procurar choques y caídas innecesarias según apuntan los expertos de la SEGG.

En cuanto a los enseres la entidad citada aconseja hacer una reforma que los coloque a una altura cómoda y accesible (si es que no lo están ya), añadiendo barras o alzas a un lado o ambos del inodoro, para así poder sentarse en la taza o levantarse de esta con facilidad, disminuyendo asimismo las posibilidades de acabar perdiendo el equilibrio.

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