Entendida como esa expulsión del semen que se produce involuntariamente y mucho antes de lo deseado, la eyaculación precoz ha revelado un modo de tratarla sin medicamentos.
Hablamos de una disfunción sexual que cuenta con sus propios síntomas y causas, mientras empuja a quien lo sufre a echar el semen fuera del cuerpo al mantener relaciones sexuales apenas poco tiempo después de realizar la penetración; es decir, al minuto o tres de empezar. Se trata de un problema tan común que ni siquiera se considera un problema sexual… salvo cuando se repite con frecuencia y seguidamente. De hecho, uno de cada tres personas lo experimenta en algún momento de su vida, según recogen las estimaciones de los expertos.
Del estudio a la prevalencia: la eyaculación precoz revela resultados prometedores
La eyaculación precoz dificulta la elaboración de un estudio a medida, por eso de que aún hoy carece de una definición única y oficial y ampliamente aceptada. Con todo, se sabe que puede darse en toda clase de situaciones sexuales, incluso durante la masturbación; y que afecta a entre el 30 y el 83 por ciento de los hombres, según estimaciones, siendo bastante limitados los actuales tratamientos farmacológicos de los que se disponen en este momento, y eso tanto en número como en efectividad.
Ahora, un reciente trabajo realizado por investigadores de la ARU, la Anglia Ruskin University, en Inglaterra, Reino Unido, ha encontrado resultados prometedores que auguran poder tratar la eyaculación precoz a través de métodos no farmacológicos. ¿De qué manera, exactamente? Utilizando el ejercicio como alternativa efectiva, básicamente, y encima sin efectos secundarios asociados.
Publicado en la revista especializada en urología y salud masculina ‘Trends in Urology and Men’s Health’, el estudio recoge los frutos cosechados tras analizar durante 49 años a 54 investigaciones, las cuales suman entre todas unos 3,485 participantes en todo el mundo.
A diferencia de Dapoxetine, clomipramina y tramadol, tres de los fármacos comúnmente utilizados en la eyaculación precoz diagnosticada, la propuesta bosquejada en este ensayo rebosa una garantía completa de eficacia y una seguridad al 100 por cien sin secuelas, según sus autores; lo que se hace distinguir bastante de los compuestos químicos, que pueden presentar efectos secundarios indeseables a quienes los toman, máxime si se dispensan como anestésicos locales.
¿Cuál es entonces la mejor baza del estudio de ARU sobre la eyaculación precoz?
Que los ejercicios expertos y específicos que propone como contraposición de esta disfunción sexual se escogieron tras examinar intervenciones no farmacológicas y su impacto en el tiempo de latencia, es decir, fijándose más exactamente en el tiempo que se tarda en eyacular.
Gracias a esta táctica, los investigadores se percataron de que la actividad física mostraba resultados prometedores en muchos estudios versados en esta disfunción sexual; lo que implicaba que, si bien eran tan efectiva como los medicamentos, se libraban de la pega de estos últimos; es decir, de sus posibles efectos secundarios.
Tal fue el caso que evidenció uno de los ensayos agrupados en esta masiva revisión científica, mismamente, cuyas conclusiones demostraron que correr cinco veces a la semana durante 30 minutos, acarreaba el mismo efecto en el tiempo de latencia que tomar dapoxetine. Otro estudio de los aquí analizados, sin embargo, sugirió que la realización continua de ejercicios de suelo pélvico aumentaba el tiempo de latencia, incrementándolo de un minuto a tres minutos.
Con las mismas, los investigadores también estudiaron enfoques que utilizan diversas formas de psicoterapia, mostrando para ello resultados positivos en el aumento del tiempo de latencia, al menos de forma general.