Estimada directora:
Vivimos en un país donde todos nos hemos convertido en inquisidores. Nadie puede hacer ningún comentario. Todo el mundo se cree con autoridad para desprestigiar a cualquiera, buscando un detalle o la palabra menos adecuada, para degradar la opinión del otro.
La censura y la autocensura son gravísimas en nuestra sociedad. Hemos entrado en una espiral de estupidez colectiva. Nadie mira el sentido general de lo que expresan otros, pero si la anécdota para interpretar lo que otro no ha querido decir. Nadie va al fondo de nada. Solo importan las anécdotas para hacer titulares. Triunfan los críticos baratos y no los intelectuales. Hemos convertido España en un “Sálvame”. Pronto gritaremos: «Todos a la horca».
Yo me apeo de este circo de dictadores indocumentados.
Fernando López Clarós
Barcelona, 25.08.23