Extensa y exótica, diversa y agridulce, la comida china es un festival de contraste en el paladar, y en estos restaurantes chinos lo podrán comprobar.
El gigante asiático es un país tan extenso que ha cruzado fronteras. O más bien lo ha hecho su gastronomía, llena de recetas ancestrales y sabores tradicionales fusionadas en una mezcla de contrastes. Dividida entre la cocina cantonesa y la sichuanesa, la pequinesa y la shanghainesa, la región con la muralla más extensa del mundo ha dispersado a los cuatro vientos sus platos típicos, adaptándolos, eso sí, al gusto occidental. Y como no hay nada como probar la comida de un lugar para entender mejor su cultura, le presentamos esta lista de restaurantes chinos de Madrid que más frecuentan y degustan los oriundos de dicha nación que viven en la capital española.
Cuando el arte culinaria hace de nexo y expresión
Mientras el calendario chino cursa los últimos meses del año de la rata, y se prepara para dar la bienvenida al año del conejo el 23 de enero del 2023, la cocina china renueva plato a plato y adepto tras adepto su trono indiscutible como el restaurante extranjero que más se visita en España, dejando con la medalla de plata a la hostelería italiana.
Salsas agridulces, platos muy elaborados, guisos picantes y especiados, recetas con aves de lo más exótico… todo eso responde a la receta china conocida, aunque aún más a la gastronomía original. Y es que los fogones de estos restaurantes cocinan comida china; la auténtica, no la adaptada a los paladares occidentales, razón por la que los chinos de Madrid aprecian aún más su menú. ¿Quieren conocer un ejemplo de ello?
El ‘Bund’, mismamente, ubicado en Arturo Baldasano 22; se trata de un lugar con una decoración muy ideal para reuniones personales o de trabajo, que además cuenta con una espléndida terraza para los días de mejor tiempo. ¿La postal de su presentación? El estilo ‘luxury’, y la recreación del ambiente de una casa burguesa del Shanghái de los años 30.
¿Su propuesta gastronómica? Los más de doscientos platos que se dan cita en su menú, en una combinación de especialidades de Sichuán, Cantón, Shanghái y Pekín.
El ‘Bund’, además, ha optado por modificar el sabor más tradicional de la comida china, hasta el punto en que cuenta con una selección de algunos platos más bien españoles. Con todo, la torta a la pequinesa es uno de los que más convencen, junto a la cazuela de marisco cantonesa; aunque el lomo de ternera sichuanesa no se queda atrás, para nada, como tampoco el cerdo yuxiang, la berenjena de la abuela y las muchas versiones del pato: a lo pekinés, a lo waitán de la casa, al estilo de Hangzhú, e incluso crujiente con salsa picante suave.
Tampoco se queda atrás en excelencia y creatividad la Casa Lafu, ubicada en la calle de la Flor Baja, 1. Se trata de un local que cuenta con un poco de todo, combinando en su carta todo tipo de receta china original de Shanghái, Guangdong, Sichuan y demás regiones del extenso país.
Ambiente y calidad, precio y sabor se fusionan para ofrecer una carta de lo más diversa y correcta en uno de los restaurantes chinos más icónicos de la escena madrileña. Buena cocina, precios ajustados, grandes cantidades… este restaurante, abierto por los mismos propietarios que el Bund, por cierto, hace sencilla su decoración, pero no escatima a la hora de dar de comer a sus invitados. ¿Lo más llamativo de su carta?
Sus recomendados platos de pescado en caldo casero y la ‘panceta al estilo de la abuela’, desde luego, e incluso la lubina frita al puerro, las setas de la muerte con guindilla, la lubina asada al estilo Shanghái, o los rollitos de tofu con verduras, cómo no.
Aunque hay que admitir que la mayoría de quienes vienen aquí no se van sin probar la ‘olla caliente’, también llamada hot pot o fondue china, que es uno de los platos que más se aprecian en toda la región del gigante asiático. Compuesto de pequeñas porciones de legumbre y carne y hierbas, se trata de un caldo nutritivo y aromático que se cocinan en la misma mesa y ante los mismos comensales, durante todo el tiempo que uno elija; todo un puchero ardiente y contundente que conquista con solo olerlo.
Celebrando el año chino con un plato suculento por delante
Abierto hace poco, relativamente, y con un ambiente muy típico al más estilo sureño chino, el Wok Restaurant Jardín Fusión, situado en Fuenlabrada, en la calle Río Tormes 5, hace alarde de un sabor muy oriundo de China, lo que quizá se deba a la zona donde se encuentra, llena de chinos muy exigentes y amantes del sabor original de su país. Las gyozas rellenas de langostino son una de las maravillas culinarias que más se suelen recomendar por aquí, junto al arroz negro con marisco y la sepia con tofu.
Por su parte, Asia Gallery, restaurante insignia del Grupo Zen, cuya marca comercial y culinaria está especializada en asiáticos, es todo un hito entre los restaurantes chinos de Madrid. Localizado en la plaza Cortés 7, se gana un puesto en este listín de los restaurantes chinos más recomendados por los sínicos que residen en Madrid, ya solo por su entorno, compuesto del lobby del Palace y de una cúpula de cristal que requiere pasar bajo su sombra para acceder finalmente al local.
Embellecido con una decoración que evoca la China más refinada de los años veinte, la carta de este restaurante hace gala de una gastronomía oriental de altos vuelos, recurriendo para ello a las recetas cantonesas y pequinesas, sobre todo, todas elaboradas con materias primas de primera calidad.
Entre sus mayores especialidades se encuentra el auténtico pato lacado al estilo de Pekín, aunque también el solomillo de buey caramelizado, los fideos con bogavante, el pato asado al estilo cantonés, su lubina al vapor, el bogavante con sal y pimienta de Sichuán y, cómo no, su gran y peculiar selección de dim sum.
Para los chinos, en suma, sentarse a la mesa de alguno de estos cuatro locales es probar un trozo de la tierra amada; para los comensales nuevos, en cambio, resulta toda una sorpresa novedosa, excepcional y diferente en cada bocado, con platos que no se encuentran en la gran mayoría de los restaurantes chinos adaptados a lo occidental.
Salsas propias y excepcionales, raciones abundantes y precios generosos, rituales imperiales muy comestibles, mucha presentación de autor, platos hechos con gastronómica maestría, menús arraigados en los orígenes chinos… ¡así da gusto comer!