Pensada para mantener una comunicación segura y descentralizada aun en guerra, Briar es un chat libre e impenetrable, talón de Aquiles de los ciberdelincuentes.

En una guerra siempre se intentan encubrir los trapos sucios y la sangre disparada a traición. Pero ahí está Briar y las redes sociales, para impedir que la información se traspapele o desdibuje, y que llegue lo más íntegra posible al resto de la población. Porque si la información es poder, inutilizar las infraestructuras de telecomunicaciones a base de bombardeos es hacerse con la situación informativa y el saber del conflicto que otras personas externas tengan sobre el tema.

La guerra entre Rusia y Ucrania ha convertido a las redes sociales en protagonistas secundarias pero importantes del conflicto, ya que día sí y día también se difunden vídeos grabados en directo en el horno del frente bélico. Frente a este panorama, tanto la radio como otras formas diversas de comunicación de la talla de Briar, mismamente, han vuelto a estar en el punto de mira y en las principales opciones de información de los ciudadanos.

Pero ¿qué es Briar, exactamente?

Se trata de una tecnología asíncrona que, si bien no es nueva, sí está siendo redescubierta de un tiempo a esta parte. Su utilidad radica en que transforma el terminal telefónico en el que está instalado en un nodo emisor, el cual a su vez se conecta a otros móviles vía bluetooth, sincronizando fácilmente todos los mensajes que los usuarios quieren intercambiar, haciéndolo a una distancia de 100 metros, como mucho.

Así, basta con que una sola persona se la instale en su móvil para que tenga opción a compartirla de forma rápida con su entorno, pudiendo llegar a cubrir con su manto de mensajería instantánea a una ciudad entera.

Puede decirse, por tanto, que Briar es una aplicación móvil «diseñada para permitir que las personas se comuniquen de manera segura» en situaciones bélicas, por ejemplo, o en lugares donde la amenaza de ciberataques y la desaparición de la conexión a internet esté a la orden del día.

Así lo hizo ver en su día Julian Assange, fundador de Wikileaks y preso actual en Reino Unido, cuando recomendó a los ciudadanos de Ucrania que apostasen por comunicarse a través de esta aplicación, ante la amenaza de la invasión de Rusia y el peligro de que quedasen incomunicados.

Briar, el rival de la ciberdelincuencia

Hablamos, por tanto, de una app de mensajería cuya mayor característica es su independencia ante cualquier servidor central. Y es que, para variar con la tónica adoptada por otras aplicaciones similares, Briar carece de empresa u organización encargada de recopilar los datos que los usuarios vuelcan en su plataforma. ¿Cómo se inicia sesión, entonces?

Eligiendo primero un nombre de usuario y una contraseña, como siempre; una cuenta que, eso sí, se almacena en el dispositivo utilizado, únicamente, y no en la red o en la nube, por lo que desinstalar Briar implica la pérdida total de los datos, igual que si se olvida la contraseña o nombre de usuario o todas las credenciales registradas, ya que no hay forma de recuperar la cuenta.

¿Qué pasa con los mensajes intercambiados entre los consumidores de esta aplicación?

Que se sincronizan de manera directa entre los dispositivos de los usuarios, haya red o no de la que tirar. ¿traducción? Que Briar puede sincronizarse a través de bluetooth y wifi cuando no hay internet o este falla… sí, tal y como ocurre en una zona de guerra. Ahora bien, Briar recurre a Tor cuando tiene un internet activo y al alcance; se trata de una red descentralizada, básicamente, pensada para defender la privacidad de sus usuarios. Una garantía de seguridad blindada a su vez por la encriptación de extremo a extremo, por cierto, lo que a su vez refuerza la protección del contenido de los chats. Una táctica que mensajerías como WhatsApp y Signal, sin ir más lejos, también emulan.

Briar, de hecho, ni siquiera permite filtrar los mensajes por palabras clave. Así, lo que a priori puede ser un incordio a la hora de rebuscar entre las conversaciones y rescatar algún mensaje en concreto, se convierte en otra llave de seguridad incrustada en la cerradura de protección.

Por otro lado, los contactos se añaden de dos formas, y ninguna de ellas pasa por la clásica anotación de teclado de la agenda: o bien por invitación, la primera de ellas, o bien conectándose a través de bluetooth a un dispositivo cercano. Una agenda de contactos encriptados, cabe recalcar, almacenada solo en el dispositivo de cada usuario, cualidad que convierte a Briar en una aplicación de mensajería hecha expresamente a prueba de espías.

La aplicación de los activistas y de los periodistas

Pero la verdad es que Briar es más que un chat. En su interfaz se pueden crear grupos, foros y blogs protegidos, y todos los usuarios conservan en su dispositivo móvil una copia del contenido de los foros a los que están suscritos, pudiendo acceder a ella libremente y en cualquier momento.

En calidad de red social que, no obstante, no tiene ninguna atadura a internet, Briar concede a sus consumidores la posibilidad de leer las noticias y seguir informándose de los temas que le interesen, con solo importar sus feed RSS, pudiendo incluso coordinar acciones de resistencia y supervivencia, en momentos y zonas de tensión bélica.

Una peculiaridad de la que los inventores de Briar presumen sin tapujos, afirmando en la página web oficial de la app que este servicio de mensajería fue pensado principal y esencialmente para resistir la vigilancia y la censura, dirigiendo su campaña de atracción de usuarios a periodistas, corresponsales y activistas… pero también a cualquier otra persona que necesite una forma segura y fácil de comunicarse, más en una situación de crisis como la que se está viviendo en Ucrania.

¿Cuál es el mañana de esta aplicación?

En el esbozo que los inventores le pintan a esta app se deja claro que las andanzas a largo plazo de la aplicación van más allá de la mensajería.

«Utilizaremos las capacidades de sincronización de datos para dar soporte a aplicaciones distribuidas y seguras, incluido el mapeo de crisis y la edición colaborativa de documentos «, y así lo informa la organización autora de esta aplicación.

Un ejemplo de que los planes a futuro de Briar sí se hacen realidad es que los usuarios ya pueden compartir la aplicación sin conexión con otros smartphones, y todo a partir de las últimas actualizaciones realizadas en la interfaz. A su vez, Briar ha implementado la opción de archivar datos mediante unidades flash o tarjetas SD; lo que implica poder transportar mediante un medio físico cierta información a un destinatario en concreto, pudiendo el usuario importarlo y descifrarlo tras recibirlo.

¿El objetivo final de Briar?

«Permitir que las personas de cualquier país creen espacios seguros donde puedan discutir cualquier tema, planificar eventos y organizar movimientos sociales», y así lo han hecho saber las mentes pensantes que hay detrás de este proyecto con forma de mensajería.

Solo decir, por último, que, si bien la aplicación no cuenta con versión óptima de iOS, el sistema operativo de Apple, sí está disponible en cambio para su descarga y uso gratuito en Play Store, la tienda virtual de los dispositivos Android.

Actualmente, Briar ya tiene un uso útil que va más allá de las crisis y las guerras, como ya hemos señalado arriba, ya que además puede ayudar a sacar las castañas del fuego a otras personas; a individuos que, por ejemplo, se encuentren en zonas no atendidas por señales telefónicas como lo es la montaña, donde el alcance de las ondas de las telecomunicaciones no suele llegar o no de forma fiable.

Briar, en definitiva, no es una mera aplicación móvil de mensajería, sino todo un kit de información inviolable y supervivencia ciudadana.

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