Prevenir la ciberdelincuencia es importante, sobre todo para tener una vida digital protegida, libre de espionajes indeseados y de fisgoneos en su móvil.

No todo el mundo sabe y comprende qué es el término Stalkerware, pese a que todo internauta se encuentra expuesto a su peligro y amenaza; un espionaje a su móvil que arriesga la confidencialidad y privacidad de los usuarios.

¿Qué es el stalkerware?

Basta con imaginarse a un virus espía para hacerse una idea rápida y certera de esta amenaza virtual. Ningún stalkerware tiene capacidad de replicarse a sí mismo, sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los virus habituales, por lo que tampoco se instala masivamente en equipos y otros dispositivos de telecomunicación.

El stalkerware sigue una estrategia de espionaje e invasión más discreta, de hecho, apostando por asaltar de uno en uno y de dispositivo en dispositivo, algo que tampoco le resta peligrosidad.

Siguiendo en la línea de comparaciones, al stalkerware también se lo compara en cierta forma con el software de control parental, aunque esta mirada de espionaje en su móvil se esconde en el interior del propio dispositivo, actuando de forma invisible, de modo que el usuario que lo maneje podría emplear su teléfono con plena inconsciencia de que le están espiando.

Se trata de un programa de espionaje que en muchos países ha sido acogido con los brazos abiertos, siendo fácil de encontrar y adquirir, debido a su carta de presentación como una aplicación de solución que ayuda a saber si los menores de edad o hijos, por ejemplo, van por el buen camino.

Su uso, sin embargo, puede llegar a ser delictivo, ya que invita al espionaje de la privacidad de una persona a través de su móvil, ya sea ésta alguien conocido o no, ya se trate de un individuo dependiente o no.

¿Cómo puede acabar este programa de espionaje en su móvil?

Existen dos formas de que el stalkerware acabe infiltrándose en su dispositivo, sin usted saberlo. La primera opción exige que alguien cercano a usted lo instale en su móvil, aprovechando un descuido suyo, ya sea porque lo haya dejado en un sitio, solo, o por no emplear las medidas de seguridad adecuadas, bien el bloqueo de acceso mediante PIN o huella dactilar o por conocer su clave.

¿Cuál es el objetivo de este método de espionaje?

Dar con una herramienta que archive los correos, las llamadas entrantes y salientes, los mensajes instantáneos y los gestionados a través de las redes sociales, haciéndose así con cualquier otra información confidencial con la que rastrear en su móvil los pasos de la persona espiada.

La intención de este acto no importa; ya sea por afán de ayudar o de perjudicar, el hecho es que el nivel de peligro expuesto sigue siendo alto, bastante, más si se tiene en cuenta que los datos confidenciales y extraídos de su móvil van a parar a un servidor central, el cual es susceptible de ser objeto de ataque por ciberdelincuencia.

La segunda puerta de entrada principal a su móvil, en cambio, pasa por una instalación de una aplicación, disposición que además se realiza al margen de las tiendas oficiales.

Son apps que en su mayoría esconden stalkerware, esquivan el antivirus instalado en el dispositivo, y hasta llegan a reclamar muchos permisos privados. Y como buen producto de ciberdelincuentes, siguen los datos privados almacenados en su móvil, sabedores de que las tiendas oficiales no permiten amenazas de tal calibre en sus establecimientos.

Entonces, ¿cómo puede detectar si hay o no un stalkerware en su móvil?

Lo malo de estas vigilancias no autorizadas es que no todos los antivirus son capaces de reconocer esta amenaza aun estando ya instalado en su móvil, y buena parte de esta invisible apercepción se debe, precisamente, a que son programas diseñados para saltarse estos controles.

Pero los efectos de este espionaje desautorizado sí se pueden reconocer, por lo menos, pudiendo resetear el teléfono y devolverlo a los valores de fábrica y, de este modo, conseguir eliminar del sistema el stalkerware en cuestión.

A falta de una confesión directa del responsable que espía sin permiso en su móvil, cosa que puede ocurrir o no, es el propio dispositivo el que se encarga de apuntar determinadas señales que pueden hacer saltar las sospechas de que algo pasa.

Uno de estos rastros es la duración de la batería, que empieza a durar menos; otra prueba es la memoria interna del dispositivo, que comienza a llenarse sin motivo aparente; o la frecuencia de la recepción de mensajes de desconocidos, que empieza a ser más asidua de lo normal.

¿Moraleja? Apostar por la ciberseguridad. ¿Y por qué? Para así aprovechar las ventajas del mundo digital, minimizando los riesgos lo máximo posible, eso sí, y prestando atención a las buenas prácticas que rodean a la instalación de toda aplicación en su móvil, el empleo de sus contraseñas, e incluso vigilar los lugares en los que uno deja su dispositivo.

Son pequeños gestos, sí, pero de tales minucias se puede evitar tener que afrontar problemas más gordos.

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