Con casi 400.000 afectados en España y más de 50 millones en el mundo, la epilepsia es una enfermedad que bien puede flaquear ante una buena salud vascular.
Con motivo de la celebración internacional del Día Mundial de la Epilepsia, profesionales del Grupo de Estudio de Epilepsia, perteneciente a la Sociedad Española de Neurología (SEN), ha emitido un análisis previsor de la enfermedad, señalando a la salud vascular como un aliado contra la aparición de esta enfermedad.
¿Cómo prevenir la epilepsia?
Así, a juicio de tales expertos, el 25 por ciento de los casos diagnosticados con epilepsia se pueden llegar a prevenir mucho antes de su aparición final, con tan solo mejorar la salud vascular y evitar los traumatismos craneoencefálicos; una medida que, a su vez, podría reducir los casos en más de un 15 por ciento.
Por ello, Juan José Poza, coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN, ha aprovechado la jornada de visibilidad internacional de esta enfermedad para alertar que durante los próximos años la epilepsia irá ganando más casos y habitualidad, en respuesta al aumento de la esperanza de vida, por un lado, y debido al aumento de la supervivencia de las personas que padecen algún factor de riesgo que propicia a la larga la aparición de esta dolencia, por otra parte.
«La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes en todo el mundo, y aunque afecta a personas de todas las edades, la incidencia de esta enfermedad es mayor en niños y ancianos».
Los sondeos de este experto son bastante claros al respecto: «es la tercera enfermedad neurológica más frecuente en el anciano, y el trastorno neurológico más frecuente en niños».
Diversos factores genéticos y metabólicos aparecen como ingredientes del cóctel que desata el desarrollo de esta enfermedad, amén de otros riesgos que, aunque todavía no están claros, sí se muestran bastante influyentes. Es el caso de haber sufrido algún tipo de lesión perinatal, por ejemplo, o haber padecido alguna infección del sistema nervioso central, mismamente, sin olvidar el haber afrontado un ictus o algún traumatismo craneoencefálico.
«Llevar a cabo estrategias que permitan mejorar la salud materna y neonatal, el control de ciertas enfermedades transmisibles, así como prevenir lesiones y problemas vasculares, podría ayudar a reducir significativamente el número de casos», explicó al respecto el facultativo.
«Y es que, por ejemplo, las meningitis bacterianas y las encefalitis víricas son las responsables de un 2-5 por ciento de los casos de epilepsia», atestiguó, abundando asimismo que, por otro lado, «las personas que hayan sufrido algún traumatismo craneoencefálico (TCE) grave tienen un riesgo 20 veces mayor para desarrollar epilepsia que las personas con TCE leves, y éstos son la causa del 4-5 por ciento de los casos de epilepsia». A todo ello se suma, además, que el «haber sufrido un ictus puede ser la causa de desarrollar epilepsia en hasta un 12 por ciento de los casos».
Las buenas noticias de la epilepsia
Esta es una enfermedad que tiene tratamiento, tal y como no ha parado de recalcar el experto de la SEN; una defensa médica y farmacológica que conlleva a que el 75 por ciento de sus afectados, aproximadamente, tengan una vida prácticamente normal. Desde la SEN matizan, eso sí, que alrededor de un 25 por ciento de las personas con esta dolencia epiléptica no responde a los tratamientos, los llamados pacientes con epilepsia farmacorresistente.
«El hecho de que para un 25 por ciento de los pacientes aún no se haya encontrado un tratamiento efectivo, y que no en todos los países es posible el acceso correcto a tratamientos, hace que la epilepsia sea la causa de la pérdida de más de 13 millones de años por discapacidad y de más del 0,5 por ciento de la carga mundial de morbilidad», y así lo ha detallado Juan José Poza. «Además, el riesgo de muerte prematura en personas con epilepsia es hasta tres veces mayor que en la población general», expuso.
Por otra parte, aproximadamente un 50 por ciento de adultos con epilepsia son pacientes que padecen de otro problema de salud, como mínimo, ya se trate de una dolencia física o psiquiátrica, destacando en esta frecuencia las patologías de la depresión y la ansiedad, con un 23 y 20 por ciento, respectivamente.
En cuanto a la epilepsia en niños, los expertos señalan que la discapacidad intelectual es la afección comórbida más frecuente con la que también debe lidiar este colectivo, situándose entre el 30 y el 40 por ciento.